Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Hay personas que llaman a los bomberos a la menor ocasión, con la misma facilidad con la que acudimos a Urgencias por un catarro mal curado o tiramos las colillas y los papeles al suelo, pensando que alguien vendrá luego a pagar las facturas y a recoger la basura. La enorme cantidad de llamadas que reciben los bomberos porque alguien se ha dejado las llaves en casa resulta más que llamativa. No pocas denuncias son falsas, pero se recurre al 085 para ahorrar la factura del cerrajero o el aumento de la prima del seguro. Los pretextos para confirmar que se trata de una emergencia casi siempre son parecidos. Y sin conciencia de cargo, se suele apelar a que nos hemos dejado la olla puesta en la 'vitro' o al niño pequeño durmiendo, en un lamentable descuido. Todo mentira. Tras acceder a la vivienda, los bomberos comprueban casi siempre que ni había niño, ni había olla, ni nada parecido. Ellos no pueden denegar el auxilio y, salvo fuerza mayor, siempre responden. Lo curioso es que rara vez se repara en que hay que pagar los gastos. Los bomberos realizan su trabajo y trasladan su informe al Ayuntamiento de turno. Pero pocos reclaman a continuación los gastos a sus vecinos, no se vayan a molestar. La solución más común es que pague el que venga, es decir, todos nosotros.

Hasta ahora tampoco nos preocupaban en exceso los gastos de operaciones mucho más serias y costosas, como los últimos rescates en la Garganta Verde del pasado fin de semana. Llamó tanto la atención que estos aventureros -por muy expertos que fueran y muchos permisos que tuviesen en su poder- desafiaran al temporal y a todo tipo de alertas, que el personal, por una vez, se preguntó, una vez sanos y salvos, ¿y todo esto quién lo paga? El Grupo de Rescate de Montaña de los Bomberos, con sede en Ubrique, vivió 48 horas de infarto hasta socorrer a cinco personas en la Sierra. El viernes por la noche recibió el primer aviso de la mujer de un ciudadano inglés que no recibía noticias de su marido desde que se adentró en la Garganta Verde. Eran las diez de la noche y no lograron encontrarlo hasta las seis de la mañana siguiente, con claros síntomas de hipotermia. Todos los efectivos acabaron la búsqueda extenuados, pero lo más duro estaba por llegar. A mediodía del sábado, intervinieron en dos traslados de sendos participantes en la carrera por montaña 'Ruta de los Aljibes' en Ubrique: el de un corredor que sufrió un esguince y el de otra deportista que sufrió un accidente, cayendo sobre las piedras en una zona de mayor dificultad. Luego saltó el caso de los dos espeleólogos de Chiclana que se quedaron colgados de una pared en la Garganta, que supuso para ellos una prueba de fuego y en conjunto para los 70 efectivos que se sumaron a su búsqueda. El aviso llegó a las siete de la tarde y aparecieron a las 24 horas, el domingo. En tiempo récord se activó a bomberos de Ubrique y Ronda, a la Guardia Civil, a los agentes de Medio Ambiente y a miembros de la Federación Andaluza de Espeleología. Colaboraron hasta un cabrero y un escalador de Zahara. Y acudieron, como no podía ser menos, todas las autoridades, a ver quién era el primero en comunicar a los familiares el feliz desenlace. Cuando desaparecieron los focos, sin cámaras ni testigos, los bomberos de la provincia reconocieron la labor del Grupo de Rescate en Montaña, en la intimidad. Fue un acto sencillo y emotivo. Nadie en muchos años les había dado las gracias. Y si no sabemos valorar su esfuerzo, ¿quién se va a preocupar de cobrar las facturas? Las seguiremos pagando entre todos, como la limpieza de las calles y plazas.

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