La prueba del algodón

Podemos gobierna a su antojo porque ni el PSOE ni el PP, en el fondo, están dispuestos a desalojar a González del poder

Muchos gaditanos no reconocieron a su alcalde con impecable traje de chaqueta y corbata dispuesto a colocar la corona ante el monumento de la Constitución el pasado martes. Empezando por los dirigentes del PP allí presentes, que en su afán por buscarle alguna falta se quejaron por sus diez minutos escasos de retraso olvidando que la puntualidad nunca fue el fuerte de Teófila Martínez. La cuestión era llamar la atención pese a que se ajustara a su papel institucional, y vieron en la ausencia del himno el momento oportuno para saltarse todo el protocolo y pedir a los asistentes clamando al cielo que siguieran los vivas a España, el Rey y la Carta Magna. ¡Viva!, gritaron, y la sangre se le heló a unos y a otros en lo que fue uno de los momentos que mejor resumen la legislatura más surrealista que se recuerda. Si hay algo más absurdo que el empeño de Podemos por romper todos los moldes, como si continuara tras la pancarta, es entrar al trapo de todas sus ocurrencias, ya que es entonces cuando los extremos se tocan.

Tendrán que esforzarse mucho más los miembros de la oposición si pretenden borrarle la sonrisa a los anticapitalistas, ya que por el momento sus golpes de efecto ni les rozan. La prueba del algodón de que ni PP ni PSOE le han cogido el pulso a la legislatura, por todo lo visto hasta ahora, es que es el portavoz de Ciudadanos, Juan Manuel Pérez Dorao, quien se ha erigido en la cabeza visible de la oposición y azote del gobierno en los últimos meses, gracias al protagonismo gratuito que le han brindado con su oposición de bajo perfil. Un día sí y otro también, el concejal naranja advierte de que la ciudad no puede seguir sin rumbo, postulándose incluso para liderar una moción de censura y, de paso, el destino de la ciudad. Sabe de antemano que no prosperará en su desafío, pero atrapa a populares y socialistas en su propia contradicción y su falta de compromiso. Si tan nefasto es el gobierno para los intereses de Cádiz, viene a decir, ¿a qué esperan para desalojarlo del poder?

Aunque se le llene la boca hablando de Cádiz hasta el empacho, la oposición mira por su cuenta de resultados. Y ni el PSOE está seguro de dar el paso en el fondo, ni el PP aceptaría el envite sin pensarlo dos veces, trasladando la responsabilidad de la gestión sobre sus espaldas a mitad de partido. González Santos lo sabe, y entre atento y divertido, continúa cantando sus coplas de gira por medio país con la tranquilidad del que se sabe intocable. Las cartas están sobre la mesa y no existe el posible farol. Esta es la realidad de Cádiz y el resto puro teatro. Los socialistas elevarán el tono pero siempre se quedarán a un palmo de promover otro gobierno. Y los populares ya sólo piensan en la próxima legislatura, de ahí que Podemos gobierne a su antojo pese a contar con exigua minoría. El PSOE tiene por delante un duro camino hasta buscar un candidato de consenso. Fran González es consciente de que no las tiene todas consigo, pero el tiempo que transcurra sin que surja una voz carismática que le haga sombra juega a su favor. El PP no lo tiene más sencillo. Bruno García figura en las apuestas como el mejor posicionado, pero la transición en el seno de su partido sigue pendiente de Teófila. Hagan juego.

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