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Metafísica del vestido

Hay un tema que atraviesa este libro deliberadamente: la vestimenta. Pero la vestimenta, no sólo como indicio de una vulgaridad o de un prestigio; y tampoco como mero hecho mercantil, asociado al gozo, al tedio, a la fatiga. En estos relatos de Walsh, la vestimenta tiene también dos implicaciones que desbordan su naturaleza más inmediata: si por un lado indica el modo en que los protagonistas se conciben o se construyen a través de la ropa; por otro señala la inmediatez, la evidencia del propio cuerpo, ya sea como obstáculo o como vehículo, pero con el que los personajes cargan ineludiblemente.

Este modo, en apariencia epidérmico, de acercarse a la realidad, remite sin embargo a una realidad ulterior, de la que el lector deduce una cierta idea de soledad, una cierta idea de civilización, un cierto modo de concebir a la mujer, a la familia, a las relaciones humanas, en el que la pesadumbre viene teñida por el humor y gravada por la desesperanza.

En ocasiones, es el humor quien se encarga de compensar u ocultar la solemnidad, el sino trascendente que ambiciona el relato. A veces, es un final evasivo y una descripción fragmentaria (fragmentos que no sólo afectan a la composición del texto, sino a la conciencia dispersa, incompleta, en taracea del protagonista), quienes dan a su escritura la vaga corpulencia de una bruma. Una escritura, en cualquier caso, que viene apoyada en un tono distante, informativo, neutro, con el que se pretende ocultar -y subrayar al tiempo-, los dramas fugaces, intrascendentes, en los que Walsh encuentra una caracteriología de lo moderno.

Resulta inevitable, pues, recordar aquella Filosofía del moblaje de Edgar Poe, donde se quería reconstruir el alma de Artista mediante la prospección de su utillería hogareña. En Walsh, no se trata tanto de vislumbrar una sociedad a través de su ropa cuanto de señalar la intimidad que en ella se pliega y se recoge, como en un hermoso drapeado de Van Dyck. Bien es verdad que en la prosa de Walsh el drapeado no existe. Pero sí cierta vocación monástica, cierto espíritu talar, pulcro, rectilíneo, que la comprime.

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