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Aguardando al mejor Haislip

  • En los últimos 10 partidos, el ala-pívot norteamericano ha menguado sus números · Pese a jugar más minutos por encuentro, ahora anota y rebotea menos y realiza una valoración inferior

Por condiciones físicas, por talento puro para jugar el baloncesto, Marcus Haislip es el mejor jugador del Unicaja. Así lo atestigua también su cuenta corriente, puesto que es el hombre mejor pagado de la plantilla. "No es un líder", es el pero que se le echa en cara para cuestionar su elevada nómina. A ráfagas, Marcus Haislip ha ofrecido llamaradas devastadoras de aportación que hacían pensar que su sitio natural es la NBA. Pero es la inconsistencia, acaso debida a su reservado carácter, la que le impide romper en un crack que marque las diferencias.

Llegó Haislip a la Copa del Rey en un excelso estado de forma, ratificado en el Buesa Arena. Allí se echó al equipo a sus espaldas y sólo le faltó apuntillar con un triple bien seleccionado a falta de pocos minutos cuando el Unicaja dominaba por dos. Salió del partido eliminado y se marcharon las opciones cajistas. Fue ese periplo pre y postcopero su cima de rendimiento, parecía alcanzar la regularidad que le faltaba para ser definitivamente desequilibrante.

Pero en los últimos partidos se ha notado un descenso en la producción del búfalo de Lewisburg. Acotando sus 10 últimas actuaciones (los 11 últimos partidos del equipo, salvando aquel desagradable accidente de Moscú), el ala-pívot norteamericano juega más minutos que en la media de la temporada (26 en vez de 24), pero en cambio produce menos puntos (11 por 13,3), rebotes (3,1 por 3,9) y realiza una valoración inferior (9,5 por 11,9), con porcentajes de tiro peores (especialmente en el triple, puesto que ha firmado un 33% (11/33) en este periodo cuando anteriormente se movía con soltura en el 40%). No son descensos dramáticos en su aportación, pero sí se dibuja una línea descendente en su rendimiento que llega a preocupar al cuerpo técnico. Scariolo ha repetido en varias ocasiones que sus características mentales le impiden ser un líder, aunque confiaba en pulir algunos detalles para que atravesara la frontera entre gran jugador y crack. De que cruce esa línea depende en buena parte el futuro este año del Unicaja.

Había dudas sobre el carácter y la profesionalidad de Marcus Haislip cuando se le fichó el pasado verano. Algún informe desaconsejaba su contratación porque la inversión a realizar era fuerte, muy fuerte. Salvando el nefasto episodio del pasaporte de Moscú, del que desde el club se le sigue responsabilizando, el comportamiento del jugador norteamericano, a decir de los que conviven diariamente con él, es intachable. Introvertido hasta el extremo, sí, pero siempre educado, con corrección y con excelente predisposición para el trabajo colectivo e individualizado. No ha dado ningún problema extradeportivo. Vive en Marbella en una extensísima casa, ensimismado con temas informáticos, que le apasionan.

La idea que maneja el Unicaja a día de hoy es la de ejercer la cláusula que figura en su contrato para extender el compromiso mutuo por una temporada más. Se considera que, con un año de adaptación al equipo, la ciudad y la ACB, su aportación debería elevarse. El jugador, por su parte, tiene la opción de desautorizar esa cláusula si encuentra un contrato garantizado en la NBA. No obstante, estos dos últimos meses (en el mejor de los casos) de competición serán la prueba definitiva para examinar la prolongación del contrato de Haislip.

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