Un empate cedido en tres minutos, tres lesionados, un juego con dudas y un ambiente enrarecido han encendido las alarmas en el PSG en vísperas de recibir al Chelsea en el decisivo duelo de octavos de final de la Liga de Campeones.

Muy irregular en el campeonato doméstico, el multimillonario proyecto qatarí de la capital francesa tiene en Europa puestas todas las esperanzas esta temporada. Los dueños del club se habían dado un plazo de cinco años para conquistar la Liga de Campeones, pero su presidente, Nasser al-Khelaïfi, afirmaba que no se descartaba conseguirlo antes. Una meta que se antoja demasiado alta visto lo visto las últimas fechas.

El mejor ejemplo se vivió el sábado ante el modesto Caen, un equipo cuya aspiración es luchar por evitar los puestos de descenso y que se aprovechó de la endeblez de un PSG al que le tiemblan las piernas a la más mínima sacudida. Con 2-0 en el marcador, apretó en el final del partido el Caen. Marcó Sala en el 89 y, tres más tarde, cuando se consumía el tiempo de descuento, Bazile hizo el tanto del empate que privaba al PSG del liderato provisional. A ello se suma que el entrenador parisiense, Laurent Blanc, perdió por lesión a tres hombres, dos de ellos teóricos titulares contra el Chelsea: Marquinhos, Lucas Moura y Cabaye.

Lejos del juego que desplegó el pasado curso, el conjunto galo afrontará el choque contra el Chelsea con un ambiente raro. El público tiene dudas sobre el rendimiento de su equipo y eso no es bueno para recibir al líder de la Premier.

Blanc y sus hombres deberán afrontar la batalla de nervios que ha comenzado el técnico del club londinense, José Mourinho. Ya antes del sorteo que les emparejó en octavos, el portugués había dicho que el PSG era su rival preferido y que sería un viaje "fácil". Una provocación que recibió respuesta por parte del club, que publicó un mensaje irónico en Twitter: "Decir que viajar por París es fácil es conocer poco la ciudad".