Alexis siempre fue uno de los más mimados de la cantera. Por su juventud al debutar, por su proyección, por esa forma tan castiza al hablar, siempre estuvo conectado al cien por cien con la afición de La Rosaleda. Aun en Getafe y Valencia, el idilio siempre existió. La intensidad de la llama creció en la última jornada de la pasada Liga, cuando un cabezazo del malagueño ante el Tenerife terminó de certificar la calma de la salvación. Hoy será presentado como nuevo jugador del Sevilla. ¿Afectará al gran cariño que se le profesa?

Pregunta millonaria. Y es que, por antonomasia, la afición de Martiricos tiene al equipo de Nervión como el principal enemigo deportivo. En fútbol es muy difícil predecir este tipo de comportamientos. Habrá quien lo considere un traidor, quien tenga claro que la oportunidad en lo deportivo (pese al palo en la Champions) y en lo económico es muy sugerente para el futbolista y quien directamente pasará por el tema con indiferencia. Pero lo cierto es que no se recuerdan precedentes recientes en ese sentido con jugadores malagueños (sí ocurrió con Darío Silva hace siete temporadas, cuando cambió La Rosaleda por el Pizjuán, algo que no sentó en general bien en la hinchada blanquiazul).

No habrá que esperar mucho tiempo para ver cuál será la reacción de la hinchada cuando contemplen a Alexis con la camiseta de su nuevo conjunto, puesto que será en la tercera jornada del campeonato (18 ó 19 de septiembre) cuando el conjunto de Antonio Álvarez rinda visita al de Jesualdo Ferreira.

Si prima el sentido común, la parroquia blanquiazul no olvidará la gran hoja de servicios de Alexis como futbolista del Málaga; si el personal se deja llevar por las rencillas deportivas que suele haber entre uno y otro conjunto, no será un regreso muy grato para él.