Fernando Alonso desaprovechó el domingo en Canadá su segunda oportunidad consecutiva para enderezar algo una temporada en la que, tras perder sus opciones en Mundial, aún busca un resultado que le devuelva la sonrisa.

En su primera ocasión clara del año, en el Gran Premio de Mónaco, el asturiano arrancó desde el séptimo puesto de la parrilla, pero cuando luchaba por el podio chocó con el alemán Nick Heidfeld (BMW Sauber) y se acabó por hundirse en la clasificación. En Canadá, pese a tratarse de una pista poco adecuada a las características del R28, Alonso tuvo que abandonar cuando trataba de ganar el mayor número de puestos tras un "error horrible" en la estrategia de su equipo, que le obligó a hacer el primer repostaje cuando salió a la pista el coche de seguridad.

Alonso está fuera de esta lucha, pero necesita al menos algún buen resultado que le permita ganar en optimismo. Todo lo contrario vive su amigo Robert Kubica, héroe nacional en Polonia, donde su hazaña se catalogó como el mayor éxito del deporte polaco en este año. Tal fue la dimensión de su triunfo que desplazó a un segundo plano la derrota de la selección de fútbol en el primer partido de la Eurocopa.