El Barcelona perdió su condición de invicto en la Liga en el Vicente Calderón, donde se encontró con un gran Atlético, que desactivó el potencial del conjunto azulgrana con un partido notable y con una actuación prácticamente impecable en defensa.

El equipo catalán siempre vivió en un escenario incómodo. A sus múltiples bajas en defensa, sin los sancionados Piqué y Márquez y los lesionados Chygrynskiy, Abidal y Daniel Alves, además de Touré, y a los que se unió Keita a los cuatro minutos, se añadió una de las mejores versiones del Atlético, intenso, constante y efectivo. El equipo rojiblanco, renqueante en todo este curso, saltó al campo con las ideas muy claras, con una corrección táctica inusual en esta temporada y con la misma inspiración en ataque de sus grandes noches para llevar el partido a su terreno y desactivar al Barça en los primeros instantes del duelo. No sólo anuló a su contrincante en el arranque, sino que también golpeó. Primero con una jugada genial de Reyes, que dejó atrás a dos rivales y envió un pase perfecto al espacio para el desmarque de Forlán, que batió a Víctor Valdés, y después con una falta directa de Simao.

Dos goles al líder en poco más de veinte minutos, en los que incluso perdonó un tercero en una acción de Agüero, demasiado generoso en su camino hacia la portería rival con un pase a Forlán, y un panorama complicado para el Barça, hasta ese momento inadvertido y demasiado intermitente en ataque. No tiró entre los tres palos hasta el minuto 15, con un disparo de Messi, pero un saque de esquina, con toque de cabeza de Puyol y culminación en el segundo palo del sueco Ibrahimovic, le bastó para meterse de nuevo en el partido (2-1, m. 26), hacerse con el juego y recuperar sus sensaciones ofensivas.

Ahí creció el Barcelona, con un paradón incluido de De Gea a un potente disparo de Ibrahimovic, y dudó el Atlético, aunque también con alguna ocasión, como un tiro de Agüero detenido por Valdés, para despedir una primera parte prometedora para los locales y mejorable para el Barça. La reanudación prolongó la incertidumbre, porque el Barcelona controlaba la pelota y llegaba bien hasta las cercanías del área local, pero ahí se encontraba con el notable despliegue de los centrales rivales, Perea y Domínguez, impenetrables hasta ese momento para los azulgranas. Y porque el Atlético también amenazaba en sus contragolpes, contados eso sí, pero suficientes para inquietar a Valdés, como un magnífico movimiento de Agüero al que sólo le faltó el gol en un partido aún imprevisible a falta de media hora. Pero no lo veía nada claro el Barça, que echaba de menos a Messi, muy por debajo de su mejor versión, y que no encontraba las vías hacia la portería de De Gea contra un Atlético que, en cambio, no necesitaba el dominio para creer en el 3-1, salvado por Valdés a un tiro de Ujfalusi. Y resistió el Atlético para conquistar un triunfo fundamental en su persecución de zonas cómodas de la clasificación y para condenar a su primera derrota de esta Liga al Barcelona.