Siete meses después de que arrancara la competición, en el entorno del Málaga se tiene la sensación de que una etapa se ha acabado. La Copa del Rey, que de pronto aparece en el calendario de los equipos de Primera y depara intensas jornadas sin tregua, había abierto la opción del sueño de la final, dados los rivales que había por el camino. La eliminación en San Mamés escoció, también saber que en semifinales aguardaba el Espanyol. Es difícil sacárselo de la cabeza, al menos ahora que está aún en carne viva. Sin embargo, toca cambiar el chip y afrontar un nuevo tramo de competición con nuevos y objetivos diferentes.

En los cuatros meses restantes, se abre un panorama de dos etapas, una más accesible, otra más ilusionante. El objetivo principal es sumar al menos doce puntos más de los 54 que queda en liza. Ciertamente, el equipo está logrando malos resultados desde que empezó 2015, pero tendría que dársele una pájara histórica para no sumar esos 42 que habitualmente certifican la salvación. Luego queda la opción europea. En una primera instancia, luchar por al menos la sexta plaza se antoja complicado ante los presupuestos que figuran por encima del Málaga. Real Madrid, Barcelona y Atlético parece que se repartirán las tres primeras posiciones, mientras que Sevilla, Valencia y Villarreal intentarán cazar la cuarta; y los dos que no lo consigan, al menos tendrían el premio menor de la Europa League.

No obstante, sigue estando sobre la mesa la opción de que el séptimo clasificado se una a esta última competición. A partir de esta temporada entra la determinación de la UEFA de no dar plaza europea al finalista de Copa en caso de que el campeón ya tenga premio continental por su clasificación en Liga. Es decir, Espanyol o Atlético no obtendrían el billete directamente en caso de perder ante Barcelona o Villarreal, quienes acabarán entre los seis primeros salvo debacle.

A día de hoy, el premio sería para el Málaga, que se ha acomodado en la séptima plaza desde la jornada novena, fecha en la que se situó y que sólo abandonó en las jornadas 11 y 12, pero para ponerse sexto; así que, si finalmente el séptimo acaba jugando competición europea, significaría que los pupilos de Javi Gracia llevarían ya tres meses haciéndose acreedores a tal privilegio.

No obstante, el primer gran objetivo para el técnico es recuperar la sensación del triunfo. El equipo blanquiazul no ha estrenado el casillero de victorias en 2015 (sí venció en Copa del Rey, ante el Levante) y tan sólo ha logrado dos de los últimos doce puntos. Vencer se antoja vital para recuperar el buen pulso con el que acabó la plantilla el año. Aunque el Valencia pone el listón muy alto en el siguiente compromiso, la mejor noticia para el preparador navarro es poder contar casi con la totalidad de su plantilla; al menos, sí podrá contar con los hombres que mejor rendimiento le estaban dando. Además, podrá volver a hacer rotaciones y dar mayor respiro a los que tienen las piernas más cargadas en estos momentos de la competición.