Sigue cayendo la arena del reloj, el tablero ha cambiado. Al timón, desde ayer por la tarde, Moayad Shatat. Llegó con expectación, aunque la agitación que supuso su llegada al aeropuerto es pecataminuta en comparación con la agenda que le espera a corto plazo. El cúmulo de deudas y situaciones financieras que debe afrontar en nombre del club es bastante importante. Decisiones, además, que repercutirán decisivamente en el plano deportivo. Cómo se aborde esas cuestiones definirá las intenciones del jeque de cara al proyecto del futuro. Para bien o para mal.

A estas alturas y tras tanta incertidumbre, cualquier acreedor es importante. Sin embargo, el caso de Santi Cazorla sobresale. Su agente, Amadeo Rengel, sigue aquí, esperando audiencia. El Arsenal ha estrechado el cerco en torno al jugador. Oficialmente, ninguna oferta en los despachos de La Rosaleda, donde solo consta el fuerte interés de Arsene Wenger por el asturiano. La partida ha empezado. El jugador ha tensado la cuerda y el Málaga tiene que mover ficha. Remitirle a su cláusula de rescisión si se quiere marchar, tranquilizarle desde el punto de vista económico con hechos sólidos (fue uno de los cuatro dispuestos a denunciar al club ante la LFP) o venderlo para no tenerlo a disgusto en el vestuario, ahí está el juego. Y en esta última variable, con otro matiz trascedente: por cuánto dinero.

Cazorla llegó como piedra angular del proyecto de Pellegrini, completó una segunda vuelta clave para que el equipo acabara cuarto y solo un año después puede abandonar el barco. Su marcha sería un duro revés para las aspiraciones de crecimiento de la entidad. Pero ese es otro de los caballos de batalla para Moayad Shatat. El Málaga tiene que afrontar el pago de cantidades millonarias en las próximas semanas. Abonarlas en sí ya es un esfuerzo; el otro foco se centra en la procedencia de ese dinero. Que el jeque libere esa partida económica aplacaría los retrasos acumulados en los últimos meses y acallaría esa corriente de pensamiento que empieza a cuestionarse si su grifo se está cerrando. Si se procediera a la venta de un futbolista, que tendría que ser de cierto caché dado el montante que se adeuda, obviamente el proyecto deportivo quedaría menguado.

La inversión en los fichajes, si es que termina habiéndolos, y la calidad de estos supondrían otro termómetro de cara al futuro. Con el regreso a Europa marcando un calendario muy exigente, no satisfacer los deseos de Pellegrini con las incorporaciones también supondrían un mensaje para el entrenador, que espera una mejora progresiva del club en lo institucional, sus infraestructuras y la cantera. Rebajar la inversión en incorporaciones supondría dar un paso hacia atrás en las aspiraciones deportivas. Así que no tiene una misión sencilla Moayad Shatat, quien ayer vivió lo mejor, su aterrizaje. Pasadas las 17:00, lo recibieron de manera cálida los aficionados presentes en el aeropuerto. Desde que se metió en el coche, los dolores de cabeza serán otros. No asomará la cabeza públicamente, como Ghubn, pero será un faro interno. Su presencia aquí viene a desbloquear la parálisis. Cómo se empezará a saber desde hoy.