Málaga-racing

Desmelene en La Rosaleda (4-1)

  • Los de Pellegrini se aprovechan de la debilidad del Racing para reencontrarse con el gol y reconciliarse con su afición. Eliseu, Recio y Rondón, por partida doble, hicieron los goles.

El Málaga se reconcilió con el gol, con el fútbol, con su gente. El expolio al Racing le sacó de descenso y sembró semillas de reconstrucción. Una proclama de futuro ante los fieles le valió el perdón de la casa a una secuencia de resultados desmoralizante. Queda mucho por hacer aún, pero por un día el Málaga se olvidó de los malos ratos, de la urgencia por puntuar y del mal rendimiento de muchos que estaban en duda.

Descolló Eliseu, goleador y asistente, y rebrotó Rondón, torpe toda la tarde hasta que un doblete en cinco minutos le volvieron a convertir en ese nueve de confianza que todos esperan ver en el venezolano. La guinda la puso Recio, con un gran gol que le confirmó ante la afición como nueva esperanza, con la ilusión que conlleva eso para el entorno y el peligro para él.

No fue un vendaval de fútbol que derivara en la goleada, fue un 1-0 que rompió el tedio y alumbró el camino. Fue también el primero de muchos bellos tantos: Duda recordó que es el rey de la estrategia con un córner medido a Eliseu que éste hizo bueno con un zurdazo de categoría. Venía el luso señalado de Mallorca y ante el Racing los dedos se convirtieron en aplausos. Luego llegó la obra de arte de Recio, hábil tanto en la rapidez del tiro como en su ejecución. Rosenberg, en la prolongación, marcó para traer una amenaza en falso para la segunda mitad.

Porque del vestuario volvió el Málaga con Rondón 'on fire', como se dice en la NBA de los jugadores con la mano caliente. Él, por dos veces en la frontera del fuera de juego, culminó dos asistencias de Eliseu. El repertorio empleado fue lo bonito: primero pase en vaselina, luego el cabezazo cruzado en carrera. De ahí al final, el Málaga decidió gustarse después de muchas semanas de sudores fríos. Sebastián buscó la manita con una chilena abortada por la defensa y Rondón merodeó sin tino el hattrick. No llegó el quinto, sí la entrada al campo de Juanmi, algo celebrado casi como si el balón hubiera vuelto a acabar en las mallas.

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