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Después de la Champions, otra Eurocopa

  • El Carpena, un punto de encuentro para los malagueños · La fiesta se vivió en la calle

Nadie lo había conseguido antes. Tres títulos internacionales consecutivos han estado al alcance de muy pocas selecciones a lo largo de la historia. Y ayer se presentaba la oportunidad de conseguir lo inaudito. Para poder disfrutar y vivir una ocasión tan especial, el Ayuntamiento de Málaga convocó en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena a todos los aficionados que quisieran ver la final de la Eurocopa entre España y Italia. La promesa era un ambiente sano y festivo para animar a la selección. Más de 10.000 localidades y cuatro videomarcadores de 20 metros cuadrados estaban preparados para una noche única. Hasta la previsible alta demanda de movilidad a causa del encuentro hizo que la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) tomara medidas excepcionales. Desde las 18:00 hasta las 00:00 de ayer quien llevara puesta la camiseta de la selección española no pagaba el billete del autobús.

Los primeros compases de la tarde prometían. Una hora antes de la apertura de puertas (19:45), más de un centenar de aficionados ya esperaban en los aledaños del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena. Los primeros valientes querían conseguir los mejores sitios, aunque para ello tuvieron que aguantar un calor sofocante. La progresiva llegada de más aficionados no fue tan masiva como se esperaba, pero el medio millar de aficionados que allí se congregaron vivieron una auténtica fiesta en el Carpena. Desde el himno hasta el pitido final los malagueños vivieron con intensidad el encuentro. Los más de 4.000 kilómetros no fueron un impedimento y el Palacio de los Deportes malagueño se convirtió en una grada más del Estadio Olímpico de la capital ucraniana. Los aplausos y los vítores fueron continuos, pero el éxtasis llegó con los tantos de Silva y Jordi Alba.

La clara superioridad de España en la segunda parte relajó los ánimos de los aficionados, que veían como el sueño de conseguir un triplete histórico se hacía realidad. Los tantos de Torres y Mata confirmaron que la fiesta se iba a alargar hasta altas horas de la madrugada. Y así fue. Una multitud de malagueños inundaron las calles de la ciudad con una marea roja malacitana con ganas de celebrar y agradecer a su selección el triplete alcanzado.

Fue una repetición de lo vivido en 2008 y en 2010. Y esta vez sucedió a la algarabía vivida hace más de un mes por la clasificación del Málaga para la Champions. La Málaga futbolera está de enhorabuena, aunque los más ambiciosos echaron de menos un último detalle: que Cazorla hubiese jugado algo más en esta Eurocopa.

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