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Egipto suspende su liga indefinidamente

  • El Zamalek acusa a sus ultras por un trasfondo político

Egipto suspendió de forma indefinida su liga de fútbol como consecuencia de los graves disturbios ocurridos el domingo en El Cairo, donde murieron decenas de personas en un episodio que refleja la tensa realidad política del país.

La Federación de Fútbol pidió en un comunicado que se guarden tres días de duelo por los fallecidos, que, según fuentes oficiales, ascienden al menos a 22. El periódico estatal Al-Ahram aseguró que la cifra se eleva hasta 30 muertos.

Se trata de los disturbios más graves en un partido de fútbol en Egipto desde febrero de 2012. Entonces, 74 personas murieron tras un encuentro en Port Said. Según los datos del Ministerio del Interior, los incidentes se produjeron cuando antes del derbi cairota entre Zamalek y ENPPI, miles de fans del primer equipo intentaron entrar en el estadio sin tickets. Las fuerzas de seguridad se lo impidieron y el pánico se extendió.

Los ultras en el fútbol egipcio están considerados como un fuerte bloque de la oposición al gobierno y fueron una parte importante de las manifestaciones que acabaron con el régimen de Hosni Mubarak a comienzos de 2011.

Los enfrentamientos entre ultras y policía en Egipto tienen desde entonces un claro componente político. Hace dos años, tras las muertes de Port Said, las autoridades decidieron prohibir la entrada de hinchas a los estadios, una suspensión que se levantó hace apenas un mes.

Desde junio de 2014, el ex general del ejército Abdel Fattah al-Sisi es el nuevo presidente del país.

Los miembros de la organización Hermanos Musulmanes, que habían ganado las elecciones democráticas de 2012, son perseguidos como terroristas desde que fueron ilegalizados tras el golpe militar de 2013.

Además, cientos de opositores políticos y activistas fueron encarcelados. Los críticos temen un nuevo estado militar, más represivo que con Mubarak. Hay muchos egipcios, en cambio, que se alegran por la nueva situación.

Murtada Mansur, jefe del club Zamalek, acusó a los ultras de haber provocado la violencia. La policía se comportó de un modo ejemplar, contó en una entrevista televisiva el dirigente, hombre próximo a Mubarak y ahora a Sisi.

Mansur dijo que acabar con los ultras del club era su principal misión en el Zamalek. Y los hinchas radicales se lo agradecieron vertiéndole un cubo con orina.

La versión de los aficionados sobre lo acontecido el domingo es muy diferente a la de Mansur. Según ellos, fueron las fuerzas de seguridad las que provocaron los altercados. El grupo ultra de Zamalek jinetes blancos habló incluso de "masacre planeada" y aseguró que aún hay personas desaparecidas.

Con lágrimas en los ojos, un hincha contó en un vídeo publicado en Al-Masry al-Youm la brutal utilización de pistolas con pelotas de goma y de gas lacrimógeno por parte de la policía.

Las autoridades afirman que los ultras incendiaron un coche de policía y que intentaron impedir la entrada en el estadio del autobús en el que viajaban los jugadores del Zamalek. Además, los medios estatales hablan de "barbudos" entre los hinchas, para denunciarlos como islamistas.

El ex técnico de Villarreal y Betis Juan Carlos Garrido, ahora en el equipo Al-Ahly, uno de los dos clubes protagonistas de la tragedia de Port Said, lamentó lo ocurrido. "Una gran tragedia para Egipto, para nuestro fútbol. Para todos. Es imposible, horrible. Mis condolencias para las familias y amigos de las víctimas", señaló en Twitter el técnico.

Los graves disturbios constituyen ya la segunda tragedia más importante en la historia del fútbol egipcio después de los 74 muertos de Port Said.

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