La Escuela Deportiva Municipal (EDM) de vela va más allá de las lecciones que sus 40 alumnos reciben todos los fines de semana. Inocula un virus que dura toda la vida: amor por la mar y todo lo relativo a la navegación. "Tenemos un dicho que dice: Aunque tenga frío, hambre y sueño, mañana vuelvo a navegar. La vela es algo que engancha y nosotros intentamos transmitirlo", asegura Ángel Prieto, uno de los coordinadores de esta Escuela, enclavada en el Club El Candado.
Las enseñanzas de esta EDM se llevan a cabo a través de conceptos básicos de navegación y clases de seguridad sobre el agua. "Intentamos que aprendan a ir sobre las embarcaciones con su chaleco y que no les dé miedo el agua. Que sepan recorrer distancias cortas sin problemas. Para ello les enseñamos el manejo de los aparejos necesarios", indica Prieto.
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