La derrota ante el Laboral Kutxa en los últimos minutos evidencia un problema que se ve desde el partido ante el Olympiacos. El conjunto de Plaza, cuando no es capaz de cerrar los partidos, no gana. Cinco partidos ha jugado el cuadro malagueño en donde la diferencia del marcador ha estado en siete puntos o menos. Sólo consiguió ganar el del FIATC Joventut en el Olympic de Badalona. Falta solidez en los últimos instantes cuando el marcador más aprieta.

Ayer fue en los últimos tres minutos cuando los de Plaza se vieron abordados por el conjunto vasco y, con varias pérdidas, a la postre definitivas, no dieron opción a llevarse la victoria por primera vez desde 2006. Habrá que esperar otro año.

Ocurrió algo parecido en el encuentro ante el campeón europeo en El Pireo. El Unicaja dominó todo el encuentro pero llegó a los últimos tres minutos con el partido por decidirse. Al final, los griegos consiguieron imponer su ritmo y se llevaron el partido.

Cuando todo carbura, no hay problemas. Se mostró ante el Estudiantes en el primer partido, ante el Cajasol en Sevilla y a medias ante el UCAM Murcia, que plantó cara con un combativo Wood. En Europa, las dos victorias han llegado tras dos contundentes resultados, tanto al Zielona Gora como al Galatasaray.

Plaza ha manifestado en más de una ocasión que el ataque en estático lo ha dejado de lado para centrarse en la defensa, lo que hace que el cuadro malagueño sufra cuando juegue el 5x5 y no pueda correr. Los rivales que han frenado la transición del Unicaja consiguieron llevarse la victoria, a excepción de la Penya.

Olympiacos, Valencia, Montepaschi y Baskonia, estos dos últimos en apenas tres días de diferencia. Valencianos e italianos consiguieron asaltar la pista malagueña. Los transalpinos en la última jugada cuando Caner-Medley tuvo la oportunidad de poner al Unicaja por delante.

Falta paciencia en los instantes finales para amarrar los triunfos. Es labor de los bases calmar el encuentro para favorecer a su equipo y en este principio se echa en falta algo de pausa.