Un empate dejó en nada una jornada propicia para el Atlético, anulado por un impenetrable Espanyol y salvado por dos paradas formidables de Oblak, indispensable para el punto sumado por un equipo sin respuestas y sin fútbol.

Aunque el conjunto del Manzanares entró fuerte al partido y Griezmann reclamó una mano dentro del área rival en los primeros instantes, el resto del primer tiempo transcurrió del mismo modo, desde la posesión del Atlético, ayer con un 4-3-3 con Koke centrado, y desde la partida de ajedrez del Espanyol. La ocasión más clara del primer tiempo fue blanquiazul y al contragolpe, un aspecto en el que el equipo de Simeone se siente vulnerable últimamente. La salvó Oblak, agigantado y ganador de su duelo con Gerard Moreno, en el minuto 42, cuando las dificultades rojiblancas eran ya más que evidentes.

Tras el descanso, ni Griezmann ni Gameiro ni Carrasco, tan apagados como todo su equipo, pudieron con un rival no sólo indemne, sino que también mejor en cada aspecto del juego. No propuso mucho el cuadro perico, pero, cuando lo hizo, tuvo toda la determinación del mundo, la misma que encontró en Oblak, clave para el 0-0 por una nueva parada, esta vez a Leo Baptistao. Ya se había jugado una hora, decepcionante del Atlético, convincente del Espanyol y con el mismo resultado, que reflejó otro paso atrás del equipo anfitrión.