Como una campeona. Así fue recibida Garbiñe Muguruza a su llegada al aeropuerto del Prat acompañada de su entrenador, Alejo Mancisidor. Sonriente y agradecida por las muestras de cariño recibidas en los últimos días, la joven posó orgullosa con el trofeo que la acredita como subcampeona del torneo de Wimbledon, en el que plantó cara hasta en la final ante la siempre respetada Serena Williams.

"En un rinconcito de mí sí que creía que podía llegar a la final, sabía que era complicado, pero conseguí hacerlo realidad". Esas fueron las primeras palabras de Muguruza, que agradeció también todo el ánimo recibido por parte de la afición: "Estoy emocionadísima, realmente no era muy consciente porque estaba tan concentrada en el torneo que intenté olvidarme de todo, pero sentí un apoyo increíble cuando terminé".

Garbiñe tiene una prometedora carrera por delante y ya ha dejado claro que le gustaría encontrarse de nuevo con Serena en el circuito para poder derrotarla. "He aprendido mucho de esta final y estoy deseando volver a encontrármela para ver si le gano", declaró con su inconfundible sonrisa en el rostro, la misma con la que se ha ganado el corazón de la afición española.

Ahora Muguruza no piensa en otra cosa que no sea descansar. Merecidas vacaciones tras la hazaña protagonizada en Wimbledon. "Lo que quiero es ver a mi familia. Ellos se han sacrificado mucho para que yo llegara aquí. Después quién sabe, igual algo de playa", comentó. Tiene tiempo para elegir destino, pues no volverá a la competición hasta el 3 de agosto, día en el que dará comienzo el torneo de Stanford sobre pista dura.