Ni Cristiano ni Mourinho. El señor del Santiago Bernabéu es Josep Guardiola: el entrenador del Barcelona no conoce la derrota en el estadio del Real Madrid, donde ayer encadenó su séptimo clásico consecutivo obteniendo un resultado positivo. El 1-2 supone la quinta victoria en el templo blanco del técnico catalán desde que dirige a los azulgrana. Los otros dos fueron empates.

Ayer ni siquiera precisó de la potencia goleadora de su gran estrella, Messi, autor de 13 tantos en 16 partidos contra el Real Madrid. Los dos goles fueron obra de dos defensas: Puyol y Abidal.

El idilio de Guardiola con el Bernabéu es al mismo tiempo la pesadilla de su némesis, Mourinho, que es el único entrenador del Madrid que no ha conseguido derrotar al Barcelona en cinco partidos seguidos ante su afición. ¿Tiene la clave para poder hacerlo esta vez?, preguntaron al portugués en la previa del duelo. "No", respondió lacónico Mou, que sólo ha ganado en uno de los nueve clásicos que ha disputado: la final de la Copa de la pasada temporada.

Revalidar el título se adivina una tarea difícil para los blancos, que ayer optaron de nuevo por el trivote, un sistema eminentemente defensivo para detener una hemorragia en su estadio que se desató en la jornada 34 de la campaña 2008-2009. Entonces, con Juande Ramos en el banquillo, el Barcelona de Guardiola, que visitaba el Bernabéu por primera vez como técnico, logró un resultado histórico, 2-6, sorprendiendo con un Messi de falso nueve.

No volvió a repetirse nada igual, pero desde entonces, el Madrid ha jugado siempre atenazado por un complejo de inferioridad que ni siquiera la llegada de Mourinho ha logrado disipar. Guardiola innovó en sus alineaciones en el Bernabéu: adelantó a Alves al extremo, jugó con tres defensas, incorporó a Alexis, pero siempre fue fiel a un estilo marca de la casa: la posesión eterna.

El Real Madrid es líder de la Liga con cinco puntos de ventaja sobre el Barcelona, pero Guardiola es el señor del Bernabéu y eso es algo a lo que Mourinho aún no encontró solución.