Su gesto, siempre frío e hierático, reflejaba instantes después de la derrota en la final de la Copa ante el Tau una tristeza inusual. Durante el viaje de regreso hizo más gala que nunca de su carácter introvertido y en el vestuario cajista se le señala como uno de los jugadores más afectados por la dolorosa derrota del domingo.

La Copa fue especialmente dura con el ala-pívot. Había salvado al equipo en dos oportunas apariciones en el cruce de cuartos de final y en la semifinal y se perfilaba como el MVP de la final. "MVP, MVP", le gritaba la afición malagueña durante el partido decisivo ante el Tau. Pero el Unicaja perdió y con la derrota se esfumó también la posibilidad de que Haislip tomara el relevo de Garbajosa y fuese reconocido como el líder de este Unicaja.

El mazazo moral fue considerable y si el encuentro del miércoles ante el Partizan se presentaba como una buena prueba para comprobar los efectos de la derrota copera en la moral del equipo, existía especial interés por ver cuál era la reacción del norteamericano.

El resultado fue desalentador. Haislip acusó el varapalo. Más de lo esperado. El Partizan venía dispuesto a desactivar la principal amenaza cajista en ataque y le realizó continuos dos contra uno que terminaron por desquiciar al de Tennessee. La lesión de Germán le dejaba como único ala-pívot sano y lo que en un principio era una ventaja para lucirse se convirtió en una situación incómoda. Aíto no tuvo más remedio que mantenerle en la pista, pero al final prefirió jugar con sus dos cincos, Ndong y Archibald.

El resultado fue uno de los peores partidos de Haislip con la camiseta del Unicaja: 3 puntos (1/6 en tiros de dos, 0/3 en triples y 1/2 en tiros libres), 4 rebotes y dos balones perdidos en 31 minutos de juego para una valoración de -6, su peor registro como cajista hasta ahora.