Irlanda e Inglaterra dieron inicio al Seis Naciones con sendas victorias ante Italia y Gales. Los irlandeses se impusieron a los italianos por un rotundo 29-11, mientras que los ingleses se llevaron un duelo igualado por 30-17.

En el primer encuentro de la jornada, la actual campeona del Grand Slam y del Seis Naciones de rugby, la selección irlandesa, derrotó a la italiana en Dublín en un partido físico y lleno de las imprecisiones típicas de un encuentro inaugural, en el que, además, las delanteras se impusieron a los ataques. Con profesionalidad, pero sin brillo, los hombres de Declan Kidney despacharon por 29-11 a un 15 azzurro tremendamente limitado que presentó, una vez más, su candidatura a llevarse la cuchara de madera.

Irlanda, por el contrario, cumplió con su papel de favorito y, sin alardes, demostró que aún conserva las cualidades que le llevaron a lo más alto del rugby continental en la pasada temporada.

El 15 del trébol volvió a manejar con solvencia los fundamentos básicos del juego, seguros en los saques de banda y granítica en las melés gracias a los riñones de los delanteros de la apisonadora de Munster.

Sin respuestas ofensivas, Italia sólo contabilizó un off-load en todo el partido y perdió casi la mitad de todos los saques de banda que lanzó, los visitantes vieron alejarse al rival en el marcador a base de golpes de castigo.

Irlanda disputará el siguiente partido en París frente a Francia, la otra gran favorita, junto a Gales, para evitar que el 15 del trébol vuelva a alzarse este año con el Seis Naciones. Servirá para probar si los verdes mantienen la misma forma que les llevó a ganar todos sus encuentros el año pasado en este torneo y a no perder ninguno de los test del pasado otoño.

Inglaterra, por su parte, comenzó su andadura en el Torneo Seis Naciones 2010 con un claro triunfo sobre País de Gales por 30-17.

Un ensayo de James Hook a los 72 minutos puso el marcador en un 20-17 que intranquilizó el templo del rugby inglés, porque Gales, crecida, estaba a un paso de remontar el partido, pero una intercepción a los 76 acabó con una marca -la segunda del partido- de James Haskell y la sentencia.

Los últimos diez minutos dieron más de sí que el resto del partido, en el que las ataduras primaron sobre la imaginación, y ni siquiera el 20-3 con el que se situó Inglaterra dio tranquilidad hasta el final.