En defensa se pudo encontrar lo mejor y lo peor individualmente en el equipo. Jesús Gámez tuvo que vivir una noche de perros defendiendo a Diego Perotti, mientras que Kris Stadsgaard, después de una decente tarjeta de presentación en Zaragoza, elevó su nivel.
El noruego recordó al Weligton de los mejores días: hábil en el juego por bajo en el mano a mano, muy atento para tirar las coberturas a las que obliga el sistema de Jesualdo y convincente en el juego aéreo (de un cabezazo suyo nació el 1-0).
Por su parte, el capitán blanquiazul fue pitado por su mala noche, seguramente con algún malintencionado que le intentó recordar que casi firmó por el Sevilla.
Quincy volvió a focalizar la atención de la mayoría de sus pupilas mientras que Rondón rompió su particular tarjeta anotadora gracias a un gol plástico de oportunista tras un buen rechace de Palop.
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