Málaga-villarreal

El Málaga cae con las botas puestas (2-3)

  • Los de Jesualdo, con diez desde la primera parte por expulsión de Eliseu, se dejan todo en el campo pero no pueden con la calidad de los amarillos.

Si La Rosaleda despidió a sus jugadores con aplausos fue porque su equipo vació su sudor y su fe hasta la última gota. Si su equipo se vació de esa manera fue por su talante ganador y denodado. El equipo blanquiazul acabó siendo inferior en el terreno numérico, en jugadores y en el electrónico. Sucumbió ante la calidad de los locos bajitos amarillos. El honor nadie se lo arrebató.

Sólo la primera mitad ofreció más intensidad que un partido entero. Cinco goles y una expulsión condimentaron un choque de sacudidas, golazos y tensión. La fiesta empezó pronto. Un balón que apuntaba a falta tontamente ejecutada se convirtió en un misil destino la escuadra de Diego López. Eliseu sacó los pañuelos blancos y avisó de una noche más que interesante.

Pintaba noche de velocidad y entretenimiento, pero el Villarreal aguó la diversión (o la incrementó, según se mire), en tres minutos. Cazorla tentó la suerte con un disparo afortunado que tocó en Apoño e inhibió la estirada de Rubén. El tanto del volteo sí que llevó serias gotas de calidad; las pusieron Nilmar y Rossi, una pareja endiablada. Definió el italoamericano como si jugara con traje de chaqueta.

El doble golpe noqueó al Málaga, que se quedó sin norte y sin balón. Pero Quincy no entiende de derrotas ni desventajas. A la media hora peleó un esférico en el que sólo él tenía fe y, con la zurda, su pase llegó al espacio donde Rondón sólo tenía que empujar la bola. Nacía otro partido, pero Cazorla lo volvió a matar. Esta vez el menudo asturiano no quiso colaboraciones más allá de Nilmar, en quien se apoyó para una pared que culminó su gran carrera de obstáculos. El chut fue milimétricamente a la esquina y otra daga se incrustó en Rubén.

Las posibilidades de renacimiento local menguaron cuando Marchena le demostró a Eliseu por qué es veterano en el fútbol a nivel mundial. Se encaró el luso con él y éste fingió un cabezazo que Teixeira Vitienes tradujo como roja. Tormenta de pitos continua para las malas artes del sevillano y desequilibrio para Jesualdo, justo perdiendo uno de sus alfiles.

Aunque no volvió empequeñecido el Málaga, que en inferioridad tuteó a los amarillos en la lucha por el balón. Salió bravo el equipo de Jesualdo, a olvidar que tenía que correr más kilómetros que el adversario. Y la jugada acabó resultando un órdago a doble o nada. Tras un cuarto de hora, el depósito se acabó. La salida de Apoño y las variantes desesperadas de Ferreira apagaron al equipo. El Villarreal mantuvo una actitud más vigilante que amenazante; de haberlo necesitado, a la contra hubiese satisfecho los goles que hubiera necesitado. Aun así, el encuentro firmó el epílogo con un cabezazo de Sebastián Fernández que detuvo Diego López.

- Ficha técnica:

2 - Málaga: Rubén; Iván (Sebastián Fernández, 66'), Kris, Weligton, Mtiliga (Juanmi, 83'); Fernando, Sandro Silva, Apoño (Manu, 59'); Quincy, Rondón y Eliseu.

3 - Villarreal: Diego López; Ángel, Marchena, Musacchio, Capdevila; Borja Valero (Gonzalo Rguez., 84'), Marcos Senna, Bruno; Nilmar (Marco Ruben, 80'), Rossi (Cani, 70') y Cazorla.

Goles: 1-0 (4') Eliseu se saca un fortísimo disparo con la izquierda tras una falta en corto que se cuela como un obús por la escuadra de Diego López. 1-1 (21') Disparo desde la frontal de Cazorla que toca en Apoño levemente y despista a Rubén. 1-2 (24') Rápida combinación entre Nilmar y Rossi que deja al pequeño delantero frente al meta del Málaga, a quien rebasa con un toque de derecha. 2-2 (29') Quincy porfía un balón por banda, centra con la zurda y, en boca de gol, Rondón cabecea a placer. 2-3 (33') Cazorla remacha una gran carrera con el balón con un seco izquierdazo desde la frontal.

Árbitro: J. A. Teixeira Vitienes (cántabro). Expulsó a Eliseu (41'). Amonestó a Nilmar (39'), Marchena (41'), Rossi (53'), Manu (62') y Musacchio (74').

Incidencias: Quinta jornada de la Liga BBVA disputado en La Rosaleda ante unos 25.000 espectadores. Terreno de juego cada vez en mejores condiciones. En ausencia de Arnau y Jesús Gámez, Fernando ejerció como capitán del Málaga.

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