copa del rey

La Masía se secó

  • Valverde alineó ante el Celta un once sin canteranos, algo que no ocurría en 'Can Barça' desde el año 2002

El banquillo del Barcelona en Balaídos, con los canteranos Messi, Jordi Alba y Sergi Roberto, más Luis Suárez.

El banquillo del Barcelona en Balaídos, con los canteranos Messi, Jordi Alba y Sergi Roberto, más Luis Suárez. / LAVANDEIRA jr / EFE

El Barcelona alineó el martes ante el Celta, por primera vez en 16 años, un once inicial sin ningún jugador formado en las categorías inferiores del club, algo que invita a pensar que La Masía no es lo que fue años atrás.

Es el signo de los nuevos tiempos y la constatación de un hecho que entristece a la hinchada culé, que durante más de una década presumió con orgullo de una poderosa singularidad. El Barça ganaba y encandilaba, pero además lo hacía con jugadores de la casa.

Y es que, no hace tanto, la escuela de talentos azulgrana abastecía al primer equipo en cantidades que parecían irreales. La efeméride del 25 de noviembre de 2012 es un buen ejemplo de ello: el cuadro catalán salió al césped con una alineación de partida histórica, con once futbolistas formados en La Masía. Aquel día, Tito Vilanova alineó a Valdés, Montoya, Piqué, Puyol, Jordi Alba, Busquets, Xavi, Cesc Fábregas, Iniesta, Pedro y Messi ante el Levante.

El martes, seis años y medio después, Ernesto Valverde propuso ante el Celta una formación sin canteranos, y con Denis Suárez (gallego) y Paco Alcácer (valenciano) como únicos futbolistas españoles. Después del encuentro, Valverde confesó no haber reparado en el detalle. En el fondo, fue práctico en Vigo y reservó a los titulares habituales para la final de Copa del sábado ante el Sevilla. Sin embargo, el once de Valverde rebosa significado.

Otra fecha a tener en cuenta es la del 5 de abril de 2014. Fue entonces cuando, en plena guerra con la FIFA por una sanción que le impediría fichar jugadores por irregularidades en la contratación de menores, el club exhibió antes del partido ante el Betis una inmensa pancarta que rezaba: "La Masía no se toca". Hoy ese recuerdo es una herida abierta.

En los últimos años, la actual junta directiva recibió fuertes críticas por la gestión de sus categoría inferiores. Un buen ejemplo de la despersonalización del club está en el Barcelona B. Sus dirigentes pusieron demasiado empeño en tener al filial en la Segunda División y ficharon a futbolistas de fuera. Invirtieron mucho dinero en ello obviando que, en realidad, el B es un eslabón más de la cadena formativa que empieza en la categoría de prebenjamines.

Ese giro en la metodología ha repercutido en el primer equipo. Durante los últimos años, únicamente Sergi Roberto fue capaz de asentarse en el primer equipo. Teniéndolo que hacer, además, desde la posición de lateral. Otros muchos no pudieron permanecer: Cesc Fábregas, Marc Bartra, Pedro Rodríguez o los hermanos Alcántara. La desnaturalización del estilo culé tampoco ha ayudado.

El Barcelona continúa coleccionando Ligas, siendo un club ganador, pero las líneas dictadas por Cruyff cada vez se encuentran más difusas. Luis Enrique modificó la forma de competir durante su trienio en Can Barça, aprovechándose de herramientas como el contragolpe. Valverde tampoco se ha encorsetado en el tradicional estilo blaugrana. En las eliminatorias de Liga de Campeones ante el Chelsea o la Roma mandó replegar a sus hombres sin disimulo durante algunos tramos. Variantes que tampoco ayudan a quienes promocionan al primer equipo, que desde niños estudiando el librillo del juego de posición.

Ahora, para colmo, se da por hecho el adiós de Andrés Iniesta. Una marcha simbólica que coincide con el desarraigo reciente del Barcelona hacia su filosofía. Valverde prometió atender a la cantera, pero ni Aleñá, ni Cardona, ni ningún chico del filial ha contado más allá de algún bolo copero.

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