El Club Mediterráneo ha brillado con luz propia este estío. Lo más reciente ha sido la Copa de Andalucía el fin de semana pasado, pero durante todo el verano se les ha podido ver en las aguas de la Bahía compitiendo duramente para finalmente coronarse en la regata del puerto como los mejores de la Liga de Jábegas. Sin embargo, pese a los excelentes registros mostrados, se muestran ambiciosos. "Ha sido un buen año, pero no el mejor", sentenciaba rotundamente Manuel Rodríguez, entrenador jefe del club.

Rodríguez considera clave "tener un equipo muy numeroso, muy bien estructurado y una cantera amplia". Aunque por encima de todo, "el trabajo y el entrenamiento diario, en los que se hacen tres horas de media", de hecho, tras competir la semana pasada, se encuentran en pretemporada para la sesión de 2010-2011.

No obstante, no todo es músculo, pues "al haber tan buen ambiente en el equipo, hay mucho compañerismo y hace que disfrutemos del trabajo hecho en las competiciones. Además tenemos que ser conscientes de que representamos a una institución como el Mediterráneo y tenemos que estar a la altura", apostilla uno de los remeros, Luis Marín. "Además del buen rollo, tienes que amar el remo. Si no, no eres capaz de dejar de dedicarle tiempo al trabajo, la familia, los amigos".

Al margen de buscar quién es el mejor de la Bahía de Málaga se busca mantener la tradición con la modernidad "aunque se podrían hacer barcas más veloces como las traineras en el norte", comenta Marín, que no cree que este tipo de embarcaciones corran el peligro de la desaparición. Compartiendo mentalidad con su compañero, Adolfo Ferrer no sólo cree que no existe riesgo, si no que "el futuro está plenamente asegurado, eso sí, si ellos lo cuidan y también hacen un esfuerzo desde arriba, porque las condiciones en las que entrenamos no son las más idóneas, pues en el Puerto tenemos tráfico y oleaje". Manuel Rodríguez también cree debería haber mayor colaboración institucional, sobre todo con la creación de la escuela provincial de remo, pues "aunque hay iniciadas ciertas conversaciones, habrá que esperar hasta final de año".

Además del músculo, también hay corazón, y tan importante como las pesas y la coordinación en la banca, es la embarcación. "Se mezcla la parte emocional y la parte deportiva, es un vínculo emocional con la familia Almoguera. La Maria Juliana es la más competitiva, nos sentimos muy a gusto, como si fuese un bote nuestro", aclara Marín. Tanto es el amor que se le profesa a la jábega, que cuando finalizó la Liga fueron a ofrecerle el trofeo a Julián Almoguera, el carpintero. "Hay que agradecerle todo, es un orgullo remar en su barca", espeta Rodríguez.