Tenis l US Open

Nadal y Federer, en busca de la perfección

  • Ambos quieren completar la temporada con el título en Estados Unidos, escenario inédito para el manacorí

Rafael Nadal no odia a su padre. Roger Federer, tampoco. Todo un factor de desconcierto para Bret Easton Ellis, el autor de American Psycho, aquel espeluznante relato de un joven que buscaba el éxito y el reconocimiento en Nueva York.

"Nadie es tan ambicioso a menos que tenga que probarle algo a su padre", reflexionaba Easton Ellis mientras Michael Phelps devoraba medallas de oro y récords en Pekín 2008.

Pero en su adorada Nueva York, el escritor podrá comprobar que no es ése el único combustible para el éxito, que la rabia no siempre es lo que rompe los límites del deporte. Le bastará con seguir a Rafael y Roger, a Roger y Rafael, la pareja que define el tenis en el inicio del siglo XXI, la combinación soñada para la final del 12 de septiembre.

"Sería fantástico. Jugamos (la final) en todos los otros Grand Slam, espero que lo hagamos este año", se entusiasma Federer.

Nadal, semifinalista en los dos últimos años en Nueva York, acumula ocho Grand Slam, y tiene entre ceja y ceja ganar el único que le falta, el único en el que ni siquiera disputó la final.

Federer, sin embargo, ya destacó que Nadal "es un poco más vulnerable" en la veloz superficie de Flushing Meadows. Nadal entiende bien a qué se refiere el suizo: "La pista central aquí es difícil de jugar. Hay más viento que en cualquier otro torneo. A veces parece que ni siquiera mueves la bola".

Pese a ello, el español cree que puede alzar el trofeo de campeón que este año no defenderá el argentino Juan Martín del Potro. "Si ya estuviste en semifinales en los últimos dos años, ¿por qué no?".

Los números engañan. Mientras el número uno del mundo llega a Flushing Meadows con modestos resultados como las semifinales de Toronto y los cuartos de Cincinnati, Federer ganó allí su decimoséptimo Masters Series.

Pero las cosas no son siempre lo que parecen. El gran objetivo de Nadal -se lo dijo este año a John McEnroe instantes después de ganar Roland Garros por quinta vez- es triunfar en Nueva York, y en función de ello planificó todos sus pasos.

Si un año atrás llegó al US Open con problemas físicos, esta vez asegura estar "perfecto". La clave fue el mes de vacaciones que se tomó tras ganar Wimbledon, un mes que incluyó un viaje relámpago a Sudáfrica para ver a España conquistar el Mundial de fútbol.

Playa, pesca, salidas con los amigos y la novia: horas y días haciendo... nada en concreto, una sensación de la que hacía años que el español no disfrutaba.

Y así llegó a la temporada estadounidense sobre cemento. Nadal la fue encarando con el freno de mano puesto, escuchando a su cuerpo y evitando desgastes que le pasen factura en las dos semanas que verdaderamente le importan, dos semanas en las que el primer rival es el ruso Gabashvili.

Las necesidades de Federer, en cambio, pasaban y pasan por otro lado, por volver a creer.

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