Osasuna se mantendrá fiel a su estilo, con presión y juego directo, para intentar sorprender hoy al líder en el estadio Reyno de Navarra, un campo donde históricamente el Barça sufre mucho, y en un partido en el que Guardiola contará con sus pesos pesados, incluido el recuperado Henry.

El conjunto de José Antonio Camacho ha cogido ritmo de competición, tras sumar 10 de los últimos 15 puntos y encarrilar la eliminatoria copera después de vencer el miércoles al Xerez a domicilio, un buen aval para recibir a un Barça que todavía no conoce la derrota en la presente Liga.

Los rojillos, que llevan dos victorias consecutivas en casa, son conscientes de la dificultad de derrotar al equipo de Pep Guardiola y por ello han apuntado como premisa básica que los jugadores azulgrana no se sientan cómodos en el Reyno de Navarra.

Con las únicas bajas de los lesionados Delporte y Esparza, Camacho confiará la tarea al mismo once de las dos últimas jornadas: el que goleó al Atlético de Madrid y estuvo a punto de vencer en Santander, donde Osasuna dejó escapar dos puntos en el último minuto del tiempo añadido. No obstante, el técnico murciano podría introducir un cambio en la defensa si se decanta por dar la titularidad al asturiano Sergio Fernández, que reapareció en Copa con una buena actuación.

El Barça sabe de la dificultad del partido. Guardiola se lo toma como una buena piedra de toque para conocer el estado de su equipo con vistas al importante enfrentamiento de Champions del próximo miércoles ante el Rubin en Kazan. Además, después de darle descanso en Copa del Rey a Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Messi e Ibrahimovic, el Barça recupera a los pesos pesados para enfrentarse a Osasuna.

Nadie espera facilidades en Pamplona y al respecto se recuerda la agónica victoria conquistada la pasada temporada, pero se valora positivamente el descanso concedido a la columna del equipo y, con el recuerdo de lo sucedido ante el Zaragoza, las sensaciones son buenas.

Ibrahimovic tendrá ocasión de confirmar que su adaptación se ha completado. El sueco, además, se ha convertido en una nueva arma barcelonista con su prodigioso disparo de faltas que hace sólo una semana sufrió en carnes propias Carrizo.