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Plaza no quiere sorbos amargos

  • Tras pasar su peor momento en Málaga en la pasada Copa, el técnico cajista apela a la seguridad de llegar como líderes "Si otros dicen que van a ganar, allá ellos", alude a los mensajes ambiciosos desde Bilbao

La Copa es la espinita de Joan Plaza. Lo es en Málaga, donde el año pasado tocó su punto más bajo, dentro de una hasta ahora muy notable trayectoria en el Unicaja, tras perder con el CAI en el Carpena. Lo es también en su trayectoria deportiva. Ha ganado ligas en España y Lituania, títulos europeos con el Madrid, alcanzó una final con el Cajasol... Pero nunca ha ganado una Copa, ni siquiera en su exitoso año en Lituania porque el Zalgiris, donde conquistó Supercopa y Liga, no jugó la competición por disputas con la Federación.

Joan Plaza intenta templar nervios, mandar un mensaje de seguridad sin perder la humildad. Jugó una final de Copa en su primer año en el Real Madrid en Málaga, que perdió ante el Barcelona... de Fran Vázquez, el jugador que más Copas ha ganado en la plantilla, cuatro. "Sólo adquieres experiencias viviendo malos o buenos momentos. Nos gustaría no repertir lo del año pasado ante el CAI. Pero eso es bagaje, lo aprendí hace muchos años. Puedes trabajar ocho horas al día, pero la experiencia sólo te la da vivir situaciones importantes límites. Sólo la experiencia te pule", razonaba Joan Plaza cuando se le preguntaba por el precedente del CAI la temporada pasada. Admitía meses después de aquello el catalán que pilló demasiado pronto en el ensamblaje de su proyecto esa Copa en Málaga. Pero en su fuero interno tiene grabado aquello. En una tertulia en la Cadena Cope desveló semanas después de la derrota que "casi se llegó a la agresión mía y familiar y no, por eso no paso". Cuando el equipo se entrenó en Carranque el domingo que se jugaba la final se le increpó y se le quedó grabado. Fue su momento más bajo en Málaga.

"Cometí errores, como todos, seguramente el que más yo, pero todas las decisiones tenían una explicación, nada era azaroso", reflexionaba ayer Plaza: "En el sorteo había gente que nos preguntaba en semifinales y cuando respondía que el CAI nos había ganado en Liga en Málaga mes antes se reían. Nos presionaba jugar en casa para hacer una Copa bonita. No estaba el señor Calloway, lesionado, y sí Vidal, que jugó de base, y algunos decían que me entró un ataque de entrenador por intentar ser coherente y no fichar por tres semanas un relevo. Esperamos que viniera el partido a nosotros y no fuimos por él... Sí, no fue lo ideal".

Aterrizar como líder de la Liga Endesa debe ser interpretado por Plaza como un síntoma de fortaleza mental, nada más. "De nada te sirve ser líder de la Liga durante muchas semanas ahora a un partido a cara o cruz. Aunque llevamos muchas semanas ahí no sacamos de la cancha a nadie, no pegamos palizas. Ese liderato lo traduzco como un cambio de tendencia. Somos un equipo consecuente, coherente, prudente, que no se alegra de la derrota de los demás pero que debe albergar la sensación de que estamos ahí por méritos propios. Un equipo así merece ser una Copa bonita y al nivel de lo que estamos mostrando. Que otros digan que van a ganar, allá ellos", aludía Plaza a los mensajes que han llegado durante toda la semana desde Bilbao, personalizados en Sito Alonso y Axel Hervelle, hablando sobre ambición, sobre llegar a la final y pelear el título.

Joan Plaza coincidió en la cantera del Joventut con Alex Mumbrú y Raúl López, después también con ellos en el Madrid, como con Axel Hervelle. También dirigió durante el año pasado a Dejan Todorovic. Y en la clásica cantera de la Penya trabajó con Sito Alonso. Ambos beben de fuentes parecidas, pero, igual es parte de la guerra de nervios de los partidos que se juegan en la sala de prensa, se advirtió cierta tensión. "Hay muchos mensajes que se lanzan, no sé si premeditados o no. Cada uno tiene su propia experiencia, cada club requiere un proceder distinto. Nosotros desde hace año y medio hemos vuelto a jugar dos Copas del Rey, estamos casi dos años seguros en playoff, dos años en el Top 16... Ese equilibrio entre humildad y ambición es lo que nos debe traer hasta aquí. Somos autocríticos, cada uno es libre de marcar la tendencia que quiere. Conozco a cuatro jugadores que he tenido a mis órdenes y con Sito coincidí en Badalona. Entiendo que quieran decir esto de forma pública", decía el técnico catalán.

"Una de las grandes ventajas de los equipos que han jugado varias veces la Copa, que la han ganado varias veces... Esa experiencia les permite saber sin que le cuenten", incidió Plaza, que recordó que ir primero debe ser un plus, no una presión añadida: "Nosotros venimos con los deberes hechos. En los exámenes no tienes que estudiar el día antes o hacer chuletas. Hemos trabajado muy bien, coherentemente, con jugadores que entienden el rol del primer equipo, con experiencias pasadas que nos hacen más cautos y que no exigen no nos digan lo que debemos hacer. Somos un equipo bastante equipo, sabemos a lo que jugamos y qué pretendemos, no quiero un Supermán, nadie que salve el partido sino que jueguen como ellos saben".

Apareció el Plaza sincero para mandar un mensaje a la afición. "Como los entrenadores vendemos tanto humo quiero que los datos hablen por mí. Recién iniciada la segunda vuelta estamos cerca ya de las victorias del año pasado. Tenemos más crédito que el año pasado. A pesar de las muchas bajas que tuvimos en verano nos hemos reconstruido. Somos el equipo que menos faltas hace en ACB y Euroliga, el que genera menos tiros libres para el rival en Europa. Cómo podemos ser los más físicos y agresivos, como dicen... Nosotros trabajamos mucho atrás, con esfuerzo extra de los grandes. Somos un equipo estable que merece crecer y por qué no, a partir de ahí, el cielo. Para un equipo medio tener ese día de descanso nos podría venir bien para semifinales, es la única ventaja de ser líderes y jugar el jueves. Son los números, en ACB no se ha escapado ningún partido en casa. Eso lleva a la gente a querer e ilusionarse con nosotros. A un partido puede haber cualquier tipo de sorpresa", remacha Plaza, deseoso de remendar lo que sucedió el año pasado.

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