El titular no es erróneo. Sólo se trata de la segunda jornada del Top 16, pero es así. El Unicaja afronta esta noche en Bilbao (20:30, Canal Sur 2) su primera final europea. La segunda fase de la Euroliga tiene estas cosas, cualquier fallo se paga caro, te pone entre la espada y la pared. Y la derrota del pasado jueves, por mucho que se valore el esfuerzo y la competitividad del equipo malagueño, ha puesto a los de Chus Mateo al borde del precipicio. Una derrota no sería decisiva para la suerte cajista en este Top 16 pero sí obligaría a rozar la perfección en las cuatro jornadas siguientes.

Comparece el Unicaja en Bilbao en su momento más delicado de la temporada. Lastrado por las lesiones y los constantes problemas físicos. Ha perdido tres de sus últimos cuatro partidos y, lo que parece más importante, la energía y la chispa que había caracterizado su juego en los primeros meses de la temporada. El grupo empieza a notar el sobreesfuerzo y el partido de Manresa fue una clara muestra de ello. La situación mejora algo para el decisivo encuentro de hoy, pero sigue siendo preocupante. La gran noticia es que Joel Freeland vuelve a viajar con el equipo. El inglés, que se lesionó el tobillo derecho el pasado 12 de enero, pudo realizar parte del entrenamiento matutino en el Carpena antes de partir hacia el País Vasco. Tiene difícil jugar hoy, pero la buena evolución de su lesión ha hecho que Chus Mateo le incluya en la expedición por lo que pueda pasar. Sí podrá contar con Abrines, recuperado ya de la rotura de fibras en el isquiotibial que le ha hecho perderse los tres últimos partidos, y se forzará a Mark Payne, que no jugó en Manresa y continúa con las molestias en el primer dedo del pie izquierdo. Valters, quien ayer sufrió una microrrotura de fibras en el bíceps femoral de la pierna izquierda, es la nueva duda para Mateo. En el rival no jugarán ni Janis Blums, lesionado en la muñeca derecha, ni el recién llegado Mamadou Samb, al que aún no se ha dado de alta.