Derrick Rose asumía resignado que en cualquier encuentro con periodistas se le preguntara sobre sus rodillas. La tercera lesión, la tercera cicatriz, la tercera recuperación, alimentan las dudas sobre su futuro en la NBA porque lo obligan a empezar de nuevo de cero. "Perderse dos años, volver, estar compitiendo. No sé si mucha gente puede hacer eso", afirmó Rose en enero en una entrevista con el diario USA Today. Estaba ganando confianza, regularidad, recordando por momentos al jugador que fue MVP en 2011.

Pero el martes por la noche, de nuevo la contrariedad: los Bulls anunciaron que Rose deberá pasar otra vez por el quirófano por una rotura en el menisco de la rodilla derecha. No se sabe aún cuánto estará fuera de las canchas. Podría volver para los play-offs, pero conociendo el historial médico del jugador, en los medios y entre sus colegas de profesión cundió el catastrofismo. Como cada vez que esta temporada se perdía un partido, Chicago, siempre en vilo.

"No creo que deje de luchar", afirmó en enero sabedor de que las cicatrices estaban en la rodilla, pero también en la cabeza y que nunca desaparecerían.

¿Podrá volver por tercera vez? El base sufrió en abril de 2012 una fractura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, por lo que se perdió toda la temporada 12-13. Tardó año y medio en volver. Pero al poco de regresar la pasada temporada, en noviembre de 2013, se rompió el menisco de la rodilla de derecha, el mismo que se lesionó ahora.

"Todavía tengo objetivos por lograr, partidos por ganar. Aún quiero jugar en la NBA y ganar un título", dijo en enero a USA Today. Para encontrar fuerzas deberá repetírselo de nuevo. Por tercera vez.