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Regreso a casa para ratificar la buena línea

  • Optimismo Tras dos partidos en Madrid, el Málaga recibe en La Rosaleda al Deportivo con la confianza de enlazar dos triunfos seguidos Bajas Lotina viene con lo justo, mientras que Muñiz duda con la zaga

El Getafe sirvió para salir de la zona de descenso, el Real Madrid para evidenciar que ya existe un patrón de juego y el Atlético para dar fe de que está muy vivo y de que se ve capaz de torear en plazas grandes. Los tres últimos encuentros han conformado una rampa de lanzamiento para un Málaga que recibe esta tarde al Deportivo de La Coruña en medio de un ambiente más despejado, con otros bríos respecto al que yacía instalado en La Rosaleda desde comienzos de la temporada. Una inyección de sangre y aire para un equipo albiceleste que continúa con los puestos críticos acechantes, a tres puntos de distancia, pero con la mirada puesta en el cielo. Y que regresa a su casa para ganarse el derecho a seguir con la vista alzada.

Porque hace 20 días que el Málaga no comparece en Martiricos. La última vez que hizo acto de presencia en su estadio consiguió ante el Getafe una victoria vital merced a un cabezazo salvador de Baha. El tanto del franco marroquí tornó en aplausos los pitos provenidos por la indecorosa eliminación copera, precisamente ante los de Míchel. Con este poso inició el Málaga su periplo madrileño. Y los resultados sobrepasaron las expectativas creadas: honrosa derrota en el Bernabéu, suntuoso triunfo en el Calderón y una imagen realmente esperanzadora.

El rival, ese Dépor incesantemente reinventado de la mano de Lotina, no da pie a la calificación de asequible a tenor de la campaña realizada hasta la fecha. Sexto, a dos puntos de las plazas de Champions, firme opositor a ganarse otro salvoconducto continental y creador de un estilo correoso, ordenado y eficaz. El reverso negativo del conjunto gallego lo componen las múltiples bajas que lo acucian, con la de Luis Filipe a la cabeza. Un duro golpe que aún afecta a un vestuario deportivista también ocupado en asuntos de cobro. Un vestuario que cuenta entre sus miembros a viejos conocidos: Juan Rodríguez, uno de los exponentes de esa camada que sacó de la base malaguista Antonio Tapia, y Adrián, veloz delantero cuya movilidad e incursiones ofensivas tanto ha echado en falta Muñiz este año. El de Teverga se hizo aquí un poco más y ahora muestra lo aprendido en Riazor.

El Málaga desea aprovechar que el Deportivo no anda boyante, aunque sea con una defensa de circunstancias, la que provoca la lesión de Jesús Gámez y el partido de sanción de Weligton. Manolo, en el lateral derecho, e Iván, en el eje, tienen una plaza segura, pero a Muñiz le asaltan las dudas a la hora de completar la zaga. La pareja de Iván se debate entre Juanito y Stepanov. El serbio es el recambio natural, aunque el malagueño está un paso por delante en cuanto a gozar de la confianza del técnico. Mtiliga, aun con máscara, fue citado debido a que ayer ya no notó molestias en el rostro. No obstante, Manu aspira a la titularidad tras firmar una actuación más que notable ante el Atlético.

Todo indica que el resto del once no sufrirá cambios y será el mismo de hace siete días. Munúa, ante su pasado (no así Luque, en la grada), perenne bajo palos. Por delante, un centro del campo formado por Toribio y Fernando, acompañados de Javi López y Duda en los flancos. En la vanguardia, el dúo que integran Benachour y Caicedo. Muñiz, sin embargo, llamó a Obinna y dispone de un Baha renacido. Más efectivos para prolongar con una victoria la buena línea del Málaga.

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