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Regreso a las dudas en el peor momento

  • Sin la inspiración de Messi, el Barcelona volvió a generar incertidumbre

El Barcelona regresó a las dudas en el peor momento, justo cuando regresa a la Liga de Campeones y la temporada comienza a definirse. Nadie contaba con la derrota del sábado por 0-1 ante el Málaga en el Camp Nou, y menos después de acumular 11 victorias consecutivas. Por contra, el Manchester City, su rival de mañana en la Liga de Campeones, venció al Newcastle por un contundente 5-0 en la Premier League.

Como ocurrió el 4 de enero con su derrota 1-0 en el campo de la Real Sociedad, el Barcelona tropezó justo cuando tenía la oportunidad de arrebatarle al Real Madrid el liderato de la Liga, aunque fuera provisionalmente. Otro detalle que aumenta el dolor. Ante el Málaga, el Barcelona repitió muchos de los defectos observados en su anterior derrota. Muchos espacios por detrás de la defensa, falta de orden en el ataque, escasa participación de los centrocampistas y poca inspiración de los delanteros.

Naturalmente, la prensa de Barcelona reflejó ayer del desencanto por la derrota. "La inesperada derrota ante el Málaga es mala por dos motivos. Por la impotencia mostrada al ser incapaces de reaccionar cuando tenían todo el partido por delante y por las dudas que levanta esta mala actuación a tres días del compromiso de Champions", explicó Sport. Para Mundo Deportivo, "dio la sensación de que el equipo estaba más pendiente de Manchester que del Málaga".

Una teoría extendida es que su estrella, Lionel Messi, marca la temperatura de su equipo. Un Messi gris, como ocurrió ante el Málaga, propone un Barcelona igualmente gris. Igual que con Neymar.

"Al Barça le cuesta combatir las transiciones defensivas y corregirse cuando no aparece el desequilibrio de Messi y Neymar. No pudo resolver el 10 ni tampoco sirvieron los cambios de Luis Enrique (su técnico)", relató ayer el diario El País.

Neymar ejemplificó como nadie la frustración del Barcelona ante el Málaga. El brasileño invirtió los papeles por un día y dio sendas patadas a los contrarios que le pudieron costar la expulsión. Y lo mismo ocurrió con su compañero Jordi Alba.

Es muy mal momento para el tropiezo. Primero, porque desinfla la ilusión de una hinchada que ya soñaba con el liderato de la Liga. Y segundo, porque lo que viene es la Liga de Campeones y un equipo muy poderoso.

Pero el Barcelona no tiene tiempo para los lamentos y su mente debe dirigirse inmediatamente a la visita a Manchester. En la Liga tiene margen para remendar el roto, pero la Liga de Campeones no perdona errores.

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