Fue un marzo, ya del año pasado, cuando Jose Mourinho sumó en Málaga una buena remesa de enemigos a su colección. En las horas previas a la primera visita de Manuel Pellegrini al Real Madrid una comparación con los números del chileno hizo saltar al luso, que no dudó en despreciar la decisión de su colega de sentarse en el banquillo de La Rosaleda. "Si el Madrid me echa, no iré al Málaga, sino a un grande de Italia o Inglaterra". El propio alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, no tardó en reaccionar en contra. La posición institucional del club fue calmada. Hasta ayer, diez meses después.

La boca del consejero José Carlos Pérez, en los micrófonos de la Cope, se sumó al sentir global en la ciudad con respecto al portugués. "Él está en su derecho de no querer venir, como nosotros de decir que no entrenará nunca. Aunque fuera el último y el mejor entrenador del mundo no ficharíamos a Mourinho", manifestó el dirigente blanquiazul.

Palabras que llegaron casi de manera paralela a la conferencia de prensa ofrecida por el técnico del Real Madrid acerca del duelo. Esta vez, el luso, que apenas habló del conjunto blanquiazul, rebajó el tono para mostrar un discurso más respetuoso que el de entonces: "Marcamos pronto en dos ocasiones y llegamos al descanso con el partido solucionado en Liga. No me espero un partido así. Es el primer tiempo de un partido de 180 minutos. Espero un adversario con ilusión que quiere un resultado que le permita tener esperanzas para discutir el segundo partido. Espero ganar el partido pero no un resultado que acabe con la eliminatoria", indicó el ex de Chelsea e Inter de Milán, entre otros, quien se negó a dar por hecho que Real Madrid y Barcelona se volverán a ver las caras en los cuartos de final de la Copa del Rey: "No ha caído este enfrentamiento. Llegas al vestuario y el programa que está establecido sólo tiene dos partidos de Copa con el Málaga y los de Liga. No sabemos si jugamos cuartos. Queremos pero si viene uno u otro no es problema nuestro".