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Rodeado de presos, con la camiseta rival y como campo local

  • En contra de la historia, las visitas de Basti a Granada fueron siempre divertidas o positivas

Hay fotógrafos que en Los Cármenes han tenido que estar más pendientes de lo que pasaba a sus espaldas que en el terreno de juego. Jugadores del Málaga que no han podido llevarse el trofeo de La Alhambra a casa por el gentío que les esperaba a la salida del estadio. Aficionados añejos que enseñan cicatrices, hoy entre risas, de lo que un día intentó ser una jornada de diversión en Granada. Hasta esos extremos llegó a vivirse el derbi, tanto allí como aquí. Sin embargo, hay un malaguista, Basti, que en la tierra nazarí no deja de tener gratísimos y divertidos recuerdos.

Para empezar, su primer partido con la camiseta del Málaga, entonces Club Deportivo. No su debut oficial, sino un encuentro de verano contra el Granada en su trofeo, el de La Alhambra. "Ganamos el trofeo con un gol de Quino. Ahí estaba yo, con Onofre o Fernando Peralta y me dijeron que yo, un chavalillo, cogiera la Copa. Cuando me dirigí a por ella, no podía levantarla y todos se reían", recuerda el exfutbolista paleño acerca de ese detalle en la temporada 90/91, con Ben Barek (exjugador de los dos equipos) como entrenador.

En la 93/94 vio algo que no ha vuelto a presenciar en el mundo del fútbol. Se entiende mejor explicado con sus palabras: "Estábamos con el Atlético Malagueño jugando para no descender a Tercera, y ellos luchando por subir. Acabamos empatando a 2-2, un resultado que no nos valió ni a unos ni a otros. Ellos tenían a un tal Valverde, muy bueno, pero lo que yo no dejaba de mirar era a los presos que había mirando el estadio. Sucede que el antiguo Los Cármenes estaba colindando con la cárcel y las ventanas daban al campo. Y allí estaban todos agolpados siguiendo el partido. No nos tiraron nada, aunque nos dijeron de todo. De las cosas más raras que he visto".

Y con la rivalidad a flor de piel en Segunda B, con ambos intentando recuperar la gloria ascendiendo al menos a Segunda, Basti llegó a jugar con la camiseta del Granada, aunque no como rival. "El árbitro decía que la blanquiazul no se distinguía bien y no teníamos otra, así que jugamos con su suplente, una sensación muy rara", relata Basti, que también estuvo en el último encuentro del Málaga en Primera en Los Cármenes, aunque no fuera contra el Granada: ocurrió en la temporada 91/92, ante el Las Palmas (2-1), por encontrarse clausurada La Rosaleda.

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