Aranda aparte, el encuentro reservó lo mejor para el tramo final. Ya no sólo por los goles, sino porque se liberó el conjunto de Pellegrini ante Roberto. El gol más importante lo puso Sebas Fernández, que tiró un cubo de agua fría sobre el Zaragoza segundos antes del descanso. En esa acción hubo un gran centro de Isco, apagado hasta entonces. Luego dio el centro que se envenenó a gol en Da Silva y culminó su participación en pleno inicio del show de Rondón, que se adornó en una bicicleta antes de asistirle. El venezolano juega agobiado por la exigencia de marcar. Sin hacerlo, se vio lo mejor de él. Y fruto de ese relax pudo hacer el quinto.

Demichelis se sumó a la fiesta a la que no había sido invitado de principio, algo inaudito en la era Pellegrini. Lo celebró con tremenda rabia y salvaguardó el honor de Sergio Sánchez, al que suplió por una rotura fibrilar con mala pinta.