En una estampa bellísima, la silueta del Coliseo romano recorta el grisáceo cielo de la capital italiana. Hace siglos, en ese mismo recinto Julio César, animado por los miles de romanos que acudían al espectáculo, dictaba sentencia, perdonando o sacrificando la vida de uno de los contendientes con la simple acción de un dedo. Hacia arriba: la vida; hacia abajo: la condena. Más o menos eso fue lo que el Lottomatica hizo ayer con el Unicaja. Bajó su dedo pulgar y condenó al equipo malagueño a rozar la perfección en las cuatro jornadas que restan de Top 16 para repetir presencia en el play off previo a la Final Four.

La única opción posible pasa por la nada cómoda tarea de amarrar los tres partidos de casa, superar a Barça y Lottomatica en el averaje y, a lo mejor, ganar también en la temida guarida del CSKA de Moscú. La derrota pudo haber llegado acompañada de una importante desventaja que hubiese obligado a los de Scariolo a hacer un sobreesfuezo en la última jornada en el caso de que aún llegue con opciones. Fueron ocho puntos, pero el panorama no deja de estar muy negro para pensar en la antesala de la Final Four. Más aún cuando se analiza el momento de forma del equipo, sin Cabezas, Berni y Alfonso Sánchez, el eje emocional y el alma del equipo en palabras del técnico italiano, con una pareja de bases que se muestra incapaz de dirigir con dignidad a un equipo de la categoría del malagueño, y con algunos jugadores que no dan con la tecla para enlazar dos buenos partidos. Toca una gesta para seguir vivos y para optar a defender la privilegiada tercera posición conquistada la temporada pasada.

Los romanos terminaron bajando el dedo, pero por momentos parecía que salvarían a los malagueños. El plan del partido estaba claro y, mientras éste pudo llevarse a la práctica, el Unicaja mandó en el encuentro. Santiago se erigía en fundamental. Con el MVP de la última jornada de la ACB a cuestas, el boricua debía imponerse a los frágiles pívots romanos (Lorbek, Fucka, Crosariol). Así fue mientras le llegaron balones y las faltas le dejaron estar sobre la pista. Cuatro minutos duró esta vez antes de cometer la segunda. Y, sin él, las fuerzas se igualaron. Haislip hizo lo que pudo, pero no es argumento suficiente para competir en la élite europea. Le valió al equipo malagueño para mandar en el primer cuarto y alcanzar su máxima diferencia justo al final del primer periodo (12-17), pero no para contener a un Lottomatica que se lanzó al contraataque en el segundo periodo comandado por los ex ACB Ukic, Gabini y Stefansson, que ahora se sienten importantes en Italia.

Los tres se encargaron de dilapidar la renta inicial de los malagueños y lograr un parcial de 18-7 que dejó sin efecto el amago de zona del Unicaja y provocó el primer tiempo muerto de Scariolo (31-24). El conjunto romano corría a costa del desacierto malagueño en el tiro exterior (3/12 en triples en el primer tiempo) y el control del rebote y el Unicaja sobrevivía al borde de un k.o. del que sólo le libró a la llegada del descanso (39-34).

Amagó el conjunto italiano con romper definitivamente el choque nada más reanudarse el encuentro. Lorbek, defenestrado en Málaga y héroe en Roma, y el recién llegado Jaaber pusieron los nueve de ventaja (49-40 y 56-47) y Ukic llevó el partido hasta la frontera de los diez puntos (58-48). Para más inri, Santiago cometía su cuarta falta personal y Ndong se lesionaba en su primera acción tras sustituir al puertorriqueño. La solución fue un quinteto pequeño (Kus, Sanders, Welsch, Haislip y Gabriel) y una defensa en zona. Y el sorprendente resultado, una reacción que metió al Unicaja en el partido (58-56). Pero ahí volvieron a desaparecer las esperanzas cajistas. Un tiro libre de Welsch y una canasta de Haislip fueron el pobre bagaje ofensivo en los seis primeros minutos del último periodo. Un regalo que el Lottomatica aprovechó agradecido para matar el partido y amenazar con una victoria contundente. Al final sólo fueron ocho puntos de desventaja, pero quizás ni siquiera eso sirva para evitar la sentencia del pueblo romano.