Mundial 2018

Rusia pretende arrebatar el voto latino a España

  • La candidatura rusa pone en marcha un plan diplomático para ganar adeptos entre las federaciones suramericanas.

España tendrá que tener cuidado si no quiere que Rusia divida el voto latino en el comité ejecutivo de la FIFA que elegirá en diciembre al organizador del Mundial de fútbol de 2018.

La candidatura rusa va en serio y ha puesto en marcha su maquinaria diplomática en la recta final de la carrera, una maquinaria que no descarta pescar votos en Suramérica, un feudo que en principio debería inclinarse del lado español.

Una delegación rusa encabezada por Vyacheslav Koloskov, veterano funcionario deportivo ruso, visitó el domingo al paraguayo Nicolás Leoz en la sede de la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol) en Asunción, el lunes estuvo en Buenos Aires con Julio Grondona, jefe de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y vicepresidente de FIFA, y el próximo en la lista es el brasileño Ricardo Texeira, máximo dirigente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).

Y para Rusia, es hora de pedir la devolución de favores. "Tenemos oído que Brasil apoyará a España, pero esperamos que colaboren con nosotros", advirtió el ministro de Deportes ruso, Vitaly Mutko.

"Nosotros estuvimos con Brasil en los Juegos", recordó en Moscú el también miembro del comité ejecutivo de la FIFA. "Espero que tengamos amigos en ese continente". La segunda opción es también importante en caso de que los ibéricos resultaran eliminados en las primeras rondas.

Los dos votos rusos en el Comité Olímpico Internacional (COI) fueron para Rio de Janeiro en la elección de los Juegos de 2016 el año pasado en Copenhague, donde la ciudad brasileña se convirtió en la primera sede olímpica suramericana de la historia.

La relación entre el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, y el primer ministro y hombre fuerte de Rusia, Vladimir Putin, es excelente. Y aunque Lula y Teixeira no se llevan del todo bien, las obligaciones de Estado son muy pesadas. Al fin y al cabo, advirtió Mutko, "¿cuál es la línea que separa el deporte de la política?"

Leoz, Grondona y Teixeira son hombres fuertes entre los 24 miembros del órgano de gobierno de la FIFA, que el 2 de diciembre decidirá en Zúrich cuáles serán las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022.

Nada es oficial, pero existe entre los candidatos el convencimiento de que la cita de 2018 será para un país europeo, por lo que la carrera se ha quedado con cuatro contendientes, Rusia, Inglaterra y las propuestas conjuntas de España/Portugal y Bélgica/Holanda.

Las tres primeras parten como favoritas, pero el escaso impulso gubernamental a la candidatura ibérica, región en la que la crisis económica golpeó con especial virulencia, podría complicar las aspiraciones hispano-lusas.

"¿De verdad quiere España organizar el Mundial 2018?", se preguntó recientemente el diario Mundo Deportivo, que reprochaba al presidente del ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, su falta de implicación.

Eso es, precisamente, algo que le sobra al gobierno ruso, que parece tener muy claro cuál es el camino a seguir para ganar las pugnas por eventos deportivos.

Moscú fue el primer eliminado en la asamblea general del COI de 2005 en Singapur, en la que se elegió a Londres para albergar los Juegos de 2012. El entonces presidente ruso, Vladimir Putin, no viajó a la ciudad-estado, pero no volvió a cometer ese error.

Dos años después, el dirigente fue en Ciudad de Guatemala el factor clave en la sorprendente elección de Sochi, una ciudad de veraneo junto al Mar Negro, como sede de los Juegos de invierno de 2014.

La presencia del este martes primer ministro en Zúrich parece más que probable. "Así lo espero", dijo el jefe de la candidatura rusa, Alexey Sorokin. "Putin tiene un impacto sobre los presentes en una habitación en cuanto entra por la puerta".

España cuenta con el trabajo silencioso del jefe de su federación, Angel María Villar, vicepresidente de FIFA, y con la bandera de su selección, flamante campeona del mundo. Sus infraestructuras, al igual que las de Inglaterra y Bélgica/Holanda, son claramente mejores que las rusas. ¿Pero será suficiente para derrotar a la máquina de presión de la gran potencia rusa?.

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