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Saturno devora a sus hijos

Rubens lo pintó y Goya realizó años después su propia interpretación. Ambos lienzos se pueden contemplar en El Prado. Dos cuadros impactantes. Saturno devora a sus hijos para evitar que le destronen en el futuro. Una metáfora, cuenta la gente culta, del paso del tiempo. Zeus, en la versión griega del mito, y Júpiter en la romana lograron escapar de las garras de su padre. No pueden decir lo mismo Carlos Cabezas y Germán Gabriel.

La delicada situación que atraviesa el ala-pívot del Unicaja pone colofón a un verano en el que una de las patas en las que se asienta el club malagueño se ha resquebrajado. La triada Berni-Cabezas-Germán ha escrito a seis manos la última década de la historia cajista. El escolta y el base de manera continua, Gabriel con paréntesis. Una generación junta desde cadetes que llegó casi al unísono al primer equipo. Miembros de la mejor camada que jamás alumbró el baloncesto patrio. Campeones del mundo junior y, dos de ellos, senior. Chicos de la casa, emblemas del club y ejemplo en Los Guindos, donde aún cuelga una silueta de los tres juntos perteneciente a una campaña de abonados de hace 10 años. En Málaga sólo queda Berni. Porque Germán está, pero como si no estuviera. Y Cabezas anda camino de Rusia.

El Unicaja ha decidido afrontar por las bravas la liquidación del zurdo. Tras dos semanas de tanteo, esa palabra, y calma tensa ha pasado a la acción y ha decidido que se entrene con el conjunto filial, el Clínicas Rincón Axarquía. La amenaza explícita es que, si no se marcha, en un futuro lo hará en solitario y en horarios intempestivos. Aíto no tiene a ningún interior disponible de la primera plantilla porque todos ellos están concentrados con sus selecciones (Rubio, al que se espera a final de semana, Printezis, Archibald y Freeland). Lima, Navajas y Lorenzo, jugadores del Clínicas, completan los entrenamientos del primer equipo como pívots.

Es evidente, pues, que el apartamiento de Germán no responde a criterios técnicos. Ya se ha comentado la película, pero se recuerda. Gabriel queda libre el 30 de junio. Curiosamente, a principios de 2008 se la habló de renovar su compromiso, que acababa en 2009, porque Scariolo estaba satisfecho con su rendimiento como especialista y se quería potenciar de nuevo la identificación con el escudo. Aquella declaración de intenciones se evaporó.

El Unicaja utiliza un derecho que le asiste, el de tanteo. El jugador pide entonces que se le libere porque Aíto ya manifestó a la dirección deportiva que no contaba con él, como demostraba que fuera el hombre de la primera plantilla menos utilizado la temporada pasada.

El club, pese a reconocerle que el entrenador no cuenta con él, dice que debe colocarle en esa lista para guardarse las espaldas en el asunto de los cupos. Porque Cabezas se puede marchar y el traspaso de Saúl Blanco no está nada claro. El proceso del tanteo, que dura casi un mes, cierra a Germán algunas puertas abiertas. Las ofertas que le llegan después se cifran en menos de la mitad de la cantidad que tiene asegurada por el Unicaja, que firmó una póliza de seguro, en forma de oferta para asegurarse los derechos de un jugador, y ahora pretende no asumirla.

La situación se enquista y llegan las medidas de presión. A Germán se le cita en Los Guindos para que trabaje con el Clínicas. Por recomendación de los abogados, después del entrenamiento con el segundo equipo acude al del primero en el Carpena para que no se le reproche en el futuro falta alguna. Allí permanece, ajeno en una silla al corro en el que Aíto pone cierre a la sesión de entrenamiento.

Son medidas legales (o no), pero no parecen éticas. Las órdenes vienen desde la presidencia para que la cúpula deportiva, Berdi Pérez y Juanma Rodríguez, solvente el entuerto en el que se metió sin coste para las arcas del club, algo tocadas. Extrañan las formas con un hombre de la casa en un club que presume de cultivar la base. Y cuyo principal leitmotiv es vender imagen. Buena, no mala. Humillar a un hijo que no ha dado problemas y que se ha comportado con profesionalidad, sin alzar la voz ni en los peores momentos, no es la mejor forma de transmitirla. Sobre todo, cuando la semana anterior se ha liquidado con 300.000 euros limpios a un jugador con apenas 11 partidos oficiales en el primer equipo. O se ha pagado a Bojan Popovic o Davor Kus por no prolongar sus contratos. Ahora no se quiere hacer frente a una mala gestión y se prefiere la vía del enfrentamiento.

El desagradable caso de Germán entronca con el amargo desenlace de la continuidad frustrada de Cabezas. Seguramente influya el hecho de que ambos compartan el mismo agente, Gorka Arrinda, con el que existe un enfrentamiento personal desde Los Guindos. ¿La culpa de quién es? Seguramente sólo lo sabrán los protagonistas y todos tendrán su cuota, pero el caso es que Cabezas dijo públicamente adiós al Unicaja sin la presencia de ningún representante del club, como sí hubo, toda la plana mayor, en las despedidas de Jorge Garbajosa y Sergio Scariolo. Con los que también hubo sus más y sus menos.

El club aduce que Cabezas pedía más dinero del que merecía por su valor en el mercado y que Gabriel no da el nivel físico para la superélite y no convence a Aíto. Opiniones discutibles, si se compara con lo que percibía Welsch o si se se pone en la balanza el talento de Germán y el de Rubio, pero totalmente respetables. Pero las formas... ¿Qué pensaría Saturno?

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