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Sirve el Unicaja

  • Ventaja Tras el 'break' conseguido en Roma, el cuadro malagueño trata de ratificarlo ante el colosal Panathinaikos Recuerdos Es la primera vez que los dos equipos coinciden en la segunda fase

Del imaginario cajista emanan buenos recuerdos del Panathinaikos. Se le ha ganado en épicos partidos en Málaga y se venció una vez en el OAKA en uno de los duelos más titánicos de la historia europea (93-95, temporada 05/06, Atenas nevada y Pepe Sánchez dictando cátedra).

Los 10 enfrentamientos entre ambos clubes corresponden a partidos de temporada regular, nunca se vieron en instancias tan avanzadas como este Top 16. No se anduvo lejos en aquella Final Four de 2007. Si la semifinal hubiera durado tres cuartos el Unicaja habría derrocado al CSKA y se habría medido al Panathinaikos en la final. Parecen demasiados condicionales, pero el millar de malagueños que estuvieron en la monumental Sala OAKA juran que aquello no fue un sueño. Entonces surgió cierta empatía entre la afición ateniense y la malagueña. Por el Carpena, de hecho, se puede ver con frecuencia algunas bufandas verdes del Panathinaikos. Sin ir más lejos, se exhibieron en el último duelo ante su gran rival, el Olympiacos. Aparte del color verde, había más coincidencias. El Unicaja era el recién llegado que caía bien. Los gritos de "Málaga, Málaga" causaban gracia entre los ultras de la animosa Gate 13. En griego, "malaka" es ese insulto que se utiliza tanto para un roto como para un descosido. Y, así, entre "PAO" y "Malaka" surgió una admiración mutua, que desde esta noche a las 20:45 se aparca hasta nueva ocasión.

Porque lo de hoy es otra historia. Es otro encuentro trascendente en el Top 16. Es raro contemplar alguno en el que tal calificativo no sea apropiado. El Unicaja, utilizando el símil tenístico, hizo un break la semana pasada en Roma. Tiene el servicio en su poder. El servicio del Unicaja es el de, pongamos, Andy Roddick o Ivo Karlovic. O, tirando hacia el producto nacional, el de Feliciano López. El servicio supone jugar en casa, en el inaccesible Carpena. 23 partidos, o dos años y casi dos meses, es la secuencia victoriosa del Unicaja en casa, iniciada en la era Scariolo y continuada con éxito en la de Aíto. Mantener el saque equivale a estar en la eliminatoria de cuartos de final, si no se perpetran disparates con el averaje en Atenas o Belgrado.

Sucede que al resto está una especie de Rafa Nadal. Un equipo con dinamita pese a que diste de su supuesta mejor versión en estos primeros meses de temporada. El gran Panathinaikos de Zeljko Obradovic, una leyenda en Atenas que exhibe tres Euroligas en su palmarés. Una plantilla talentosa y profundísima, con la única baja de Kostas Tsartsaris. Obradovic suele elogiar al Unicaja y a la afición cajista. La última vez que perdió en Málaga se le veía enfurruñado en la sala de prensa. 10 años en la cuna de la civilización moderna no le dan aún para manejarse en griego, pero sí se desenvuelven perfectamente en el castellano que aprendió en sus etapas en Badalona y Madrid. "Aquí es muy difícil ganar, por todo", decía enigmático Obradovic.

Enfrente no tendrá el técnico de Cacak a Scariolo esta vez, sino a Aíto, que quizá le vendería un puñado de sus títulos por alguna de las Euroligas que ha ganado el serbio con cuatro equipos distintos. Aíto dio la fórmula en las entrañas del PalaLottomatica: "Si no ganamos el siguiente, no vale de nada haber vencido en Roma". Así afila una maquinaria que en la última semana, desde la dulce derrota de Vitoria, ha elevado su producción hasta regresar a cotas alcanzadas en noviembre y primeros de diciembre. Se trata de mantener esa tensión, de volver a ver al mejor Cabezas, de que Kelati se suelte otra vez o de que Haislip eclosione como en Roma. Y de que la pareja Ndong-Archibald tape al terrible Pekovic. Welsch vuelve tras reposar ante el iurbentia por el golpe en la espalda en el partido en Roma. La fórmula intensidad más Carpena en Euroliga ha funcionado durante 23 partidos. ¿Qué motivos hay para que se rompa?

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