El Sevilla no supo aprovechar su superioridad técnica ante el Fenerbahce y cayó en el feudo turco, invicto en casa durante la presente Liga de Campeones. Los de Manolo Jiménez fueron superiores técnicamente a los de Zico pero estos enseñaron las uñas y, aupados por su hinchada, consiguieron la victoria.

El Sevilla salió muy bien. Hasta pareció que jugaba en casa, ya que el Fenerbahce no encontraba sitio en su propio estadio, en especial gracias al trabajo de Navas y Alves en la banda derecha y Adriano y un sereno Duda en la izquierda, los lugares por donde a los estambulíes les gusta construir el juego.

Cuando el Sevilla parecía haberse hecho con el juego, llegó el gol del Fenerbahce: un contraataque que salió de los pies de Roberto Carlos, pasó a Ugur Boral, que regateó a Alves y dejó un centro fácil de rematar a Kezman. A los turcos, que se veían crecidos, se les heló el aliento cuando en el minuto 22 Edu Dracena rechazó mal un centro de Alves y lo mandó al fondo de su propia portería.

En la segunda parte el Sevilla salió, como en la primera, muy bien situado y presionando al Fenerbahce, que no logró acercarse a la puerta turca hasta el minuto 56, aunque con gran acierto: Lugano, de remate de cabeza, transformó el segundo gol turco.

Pero el Sevilla no se amilanó y siguió construyendo buenas jugadas. En un córner llegó la recompensa con un buen remate con la izquierda del francés Julien Escudé, que aprovechó los huecos defensivos de los de Zico. Además, al chocar contra Roberto Carlos, provocó la sustitución de éste que se marchó al banquillo cojeando.

Pero en uno de los últimos ataques del Fenerbahce, cuando ya corría el minuto 87 y los sevillistas se veían con un resultado más que positivo para la vuelta, Semih Senturk, tras contraataque turco cruzó un potente disparo desde el borde del área que tras rozar al serbio Ivica Dragutinovic despistó a Palop y supuso el 3-2 final.