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Tarde para aliviarse

  • Obligado El Málaga recibe a un Mallorca sin objetivos con otra oportunidad para salir de la zona de descenso Test Pellegrini busca inspiración en la corta nómina de jugadores en los que confía

Fernando Puche se volvió del Camp Nou con un ataque de lumbalgia por toda la tensión acumulada en aquel maravilloso 1-2 de hace once campañas. El otro Fernando, Sanz, se lió a mamporros con un seguidor que le increpaba el día que Antonio Hidalgo firmó la permanencia en Segunda ante el Cádiz. A estas alturas de temporada, en la que los tropiezos ya no tienen posibilidad de redención, es difícil predecir lo que lleva por dentro Abdullah Ghubn, protocolario al máximo en sus apariciones por los palcos y de rictus impertérrito durante los partidos. Sería muy fácil imaginar cómo lo celebraría Alí, nuevo dueño del Racing, pero no tanto en el mandatario malaguista. De hecho, entre las pocas victorias caseras y sus largas ausencias, no es una estampa habitual. En cuanto a la afición, sería interesante medir los decibelios de alivio que siente si se quedan en Málaga los tres puntos más importantes de la temporada.

Importantes porque son los últimos en juego. No es un tópico, sino un juego psicológico. A falta de siete jornadas para el final, cada equipo es el estado anímico derivado del último resultado. Con tantos implicados en la quema, quedar descolgado es perder la batalla y ver a uno o más rivales a tiro de un triunfo se convierte en la motivación perfecta.

Una vez más, el equipo de Pellegrini puede salir de los puestos de descenso. Necesita un triunfo propio unido a la derrota del Zaragoza en Villarreal y que no gane el Hércules al Levante. Pero esta brújula no ha llevado al objetivo en las últimas semanas. Se hace muy difícil predecir la capacidad de respuesta de este Málaga, capaz de dar lo mejor tras un gran partido y de decepcionar en su mejor estado de forma.

Pellegrini, que confesó tiempo atrás que el tiempo perdido por el cambio de entrenador y los numerosos cambios en la plantilla le llevaba a experimentar en los partidos, está en el banquillo de los acusados. Su pobre respuesta táctica a la expulsión de Laure la semana pasada ha despertado críticas hacia su capacidad de maniobra y/o adaptación a la lucha por la permanencia (su capacidad para disputar por cotas altas está fuera de toda duda). Hay quien se queja de su falta de recursos, mientras él mira a su banquillo y piensa que no hay mucho más que probar.

Aunque si algo queda claro de los mejores momentos con el chileno (victorias ante Real Sociedad y Espanyol) es que el equipo se ha sentido fuerte cuando ha sabido salvaguardar sus dominios. Será necesario esta tarde ante un Mallorca sin presión que acumula muy buenos jugadores desde la medular hacia arriba, pese a que Laudrup no podrá contar con De Guzmán, sorprendente descubrimiento de esta temporada, ni Pereira. Dos de sus habituales.

Tres son los retoques que se espera que dé hoy Pellegrini. El regreso de Weligton tras su dos partidos de suspensión, la inclusión de Mtiliga por el sancionado Eliseu y Baptista. Por encima de todos, del brasileño se espera que haga en el campo como ante los micrófonos: poner las cosas en su sitio.

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