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Tarde, pero posible

  • Cómodo El Unicaja suma su primera victoria en el 'Top 16' ante un Zalgiris ramplón Margen Primera venda para enmendar el roto del Asecco Prokom

Lamentablemente, no existe en la vida un botón para rebobinar y dar marcha atrás en el tiempo. Es parte del encanto de esto, las oportunidades pasan y hay que agarrarlas con las dos manos y fuerte. Vino de cara un sorteo favorable, desperdiciado en una noche diabólica. El Unicaja, de existir ese botón imaginario, lo pulsaría, volvería hacia atrás y jugaría el fatídico encuentro del miércoles 3 de febrero ante el Prokom. Y lo ganaría, seguro. Igual con la misma solvencia con la que derrotó ayer al Zalgiris Kaunas (86-68). Pero la historia es la que es y con esa pesada carga tendrá que lidiar el conjunto malagueño para acceder a los cuartos de final de la Euroliga.

De momento, alberga aún opciones el Unicaja, que tras el receso copero y una semana de concentración en Estepona cruzará Europa para aterrizar en el Báltico y jugar una nueva final, sin red abajo. Peajes de aquella noche. El CSKA derrotó en Moscú al Prokom y debería entonces ganar a los polacos en Gdynia para que la situación se recondujera. Pero antes tiene que mirarse al espejo el Unicaja, derrotar al Cajasol y trabajar en esa semana de pretemporada en medio de la campaña para alcanzar cotas de rendimiento más continuas. Porque ayer ganó sin problemas, pero perdió demasiados balones (23, por los 25 del Zalgiris), concedió demasiados rebotes en aro propio (17) y admitió un parcial de 0-13 que pudo costar caro ante un rival de nivel superior.

Vino con la cabeza gacha, presto para el descabello, el Zalgiris. Despojado de su entrenador dos días atrás, recuperaba a Travis Watson, su pívot más sólido, tras más de un mes de ausencia por lesión, pero pasado de kilos y torpe en sus movimientos. El Unicaja despachó un primer cuarto de buen nivel, ayudado por la ceguera lituana en ataque. Pudo correr con continuidad el equipo malagueño y ahí sí es más productivo que en estático. Como la mayoría de los equipos, pero la diferencia es más acusada en el bloque de Aíto. El parcial (21-6) de los 10 primeros minutos dejaba entrever una cómoda velada, distante de la noche de los cuchillos largos del Prokom. Welsch firmó un espectacular mate a una mano en la cara de un rival que despejó los murmullos que existían a cada error suyo.

Augusto Lima tomó el lugar de Freeland en la rotación, pues el inglés no pudo jugar por la tendinitis en el antebrazo izquierdo. Su primera acción fue un buen movimiento de pivote acabado con su mano izquierda. Printezis cogió el mando en la anotación y desplegó la renta hasta los 16 puntos (25-9), palabras mayores. Archibald la subió un poquito más (29-12), con Jiménez destrozando con su inteligencia las defensas zonales lituanas que Aíto temía en la previa.

Pero el Unicaja se introdujo en uno de sus clásicos agujeros negros, tan devastadores para su salud. Seis minutos sin anotar permitieron al Zalgiris reengancharse a un encuentro que se le marchaba tras firmar un parcial de 13-0 culminado con un triple del eterno Marcus Brown.

Había que reconquistar terreno. Aíto había alargado la rotación y Guillem Rubio le dio la razón al técnico por la poca utilización que hace de él. El ala-pívot no da el rendimiento mínimo que se le pide. Un guadianesco Dixon cortó la secuencia negativa con un triple y el Unicaja tomó aire para acabar otra vez por encima de los 10 puntos de ventaja el segundo cuarto tras canasta desde tres metros de Archibald (40-29).

Tras el descanso, el Unicaja mantuvo el nivel, siempre con diferencias en torno a los 10 puntos, normalmente por encima. Welsch y Dowdell, con dos triples en el último minuto del tercer cuarto, acabaron de lanzar al Unicaja (64-47), antes de un cuarto final cómodo. Begic y Kalnietis dejaban detalles interesantes en el Zalgiris, pero el empaque del equipo malagueño era ayer superior, la mentalización la adecuada y el acierto por encima de los mínimos exigibles.

El cuarto final fue a beneficio de inventario, sin más que rascar que intentar arañar algo de average por si las moscas. Se llegó a un techo de 24 puntos (79-55), pero dos minutos en los que el partido enloqueció y los jóvenes del Zalgiris aportaron algo de ilusión bajaron súbitamente la renta. Sigue vivo, pues, el Unicaja en esta liguilla exprés que es el Top 16. El terreno perdido es difícilmente recuperable. Ayer se pusieron los cimientos, pero aún son frágiles. La marea ha tirado ya demasiadas veces el castillo de arena. Hace falta fortificar y ser continuo. Hoy antes que mañana.

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