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A Tenerife con el mejor cicerone

  • Antonio Hidalgo regresa al lugar que impulsó su carrera · Llegó de puntillas del filial del Barça y se fue como capitán

De la mano de Santiago Llorente, llegó como un chaval con el sueño roto de triunfar en el Barcelona y se fue como un icono legando el brazalete de capitán en el Heliodoro Rodríguez López. Antonio Hidalgo vivió cinco intensos años en el Tenerife, para lo bueno y para lo malo, pero el cariño con el que le recibieron aficionados y periodistas el año pasado quedó claro hacia dónde se inclina la balanza. No se llevará el pulgar a la boca si logra el séptimo tanto para Héctor, pero sí puede ser una gran baza para el Málaga dado su gran conocimiento de cómo se vive el fútbol en el estadio que el domingo celebrará su encuentro mil oficial.

La urgencia con la que visitó el Heliodoro Rodríguez López el pasado mes de mayo dejó a un lado los sentimientos. Ahora, desde la cima de la tabla y de forma más reposada, el de Granollers está rumiando mejor lo que supone volver a un estadio donde dio su gran salto profesional. "Fue un paso acertado irme allí. Todo fue a pedir de boca mi primer año, pues logramos el ascenso, pero al siguiente las cosas se fueron complicando. En cinco años la gente pudo ver cómo soy. Puedes engañar a alguien, pero no tras tanto tiempo allí. Evité problemas, fui profesional y sentí los colores. Cuando te identificas con una camiseta, la gente te lo valora", aporta como balance.

Recuerdos aparte, el catalán estima que la temperatura sigue siendo uno de los grandes baluartes esgrimidos por el Tenerife para hacerse fuerte en su estadio. "El viaje a la isla ya comporta coger un avión de muchas horas, hacer transbordo y, sobre todo, se nota el clima, especialmente a partir de abril. Recuerdo que por entonces no nos ganaba nadie. Fuera de casa luego bajábamos, era un mal endémico. Nos ponían partidos a las 12.00 para debilitar al visitante y nosotros siempre intentábamos salir a muerte al principio del partido".

Aquello de "tratar bien el balón como idiosincrasia" se mantiene, una cuestión que, en opinión del hoy blanquiazul, "beneficia al Málaga". Acoge esa decisión de buen grado la afición chicharrera, la cual, según Antonio Hidalgo, es la de las más extremistas que hay: "No se parece a la nuestra. Si lo que vivimos el año pasado aquí hubiese pasado allí, nos habrían dado más caña. Allí la presión es muy grande y el aficionado muy exigente. Son diferentes, pero también es una afición fiel, como pasa en Málaga, aunque en menor cantidad".

La situación es extrapolable al entorno mediático, con fama de exigencia altísima -también sucede en Las Palmas-, tal y como rememora el 8 blanquiazul: "Es increíble. Hay muchísimos medios de comunicación y ningún tipo de control. Por ejemplo, aquí está estipulado que uno hable una vez a la semana y allí podías hablar hasta cinco veces a la semana si querían y acababa siendo un desastre, todo el mundo quería tener la exclusiva y salir a la calle se hacía complicado. Mucha gente llamaba a radios diciendo que te habían visto con cuatro copas encima y tú ni siquiera haber salido de casa".

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