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Toulalan, ladrón de guante blanco (y azul)

  • Por partido roba once balones y apenas comete una falta; desde 'Gato' Romero no había un futbolista así

Marcelo Romero fue el último recuperador del Málaga que se ganó a la grada. En julio de 2001 Joaquín Peiró se llevó las manos a la cabeza cuando lo vio aparecer por la pretemporada de Doorwerth (Holanda). Le habían quitado el 1,89 de De los Santos, su bisagra, para traerle a un semidesconocido uruguayo de 1,76. Lo dantesco de la escena lo completó Serafín Roldán, que por aquello de Gato pensaba que habían comprado a un portero. Pero aquel futbolista se convirtió en el perro de presa de cuantos entrenadores lo tuvieron en la plantilla. Contundente, un seguro de vida, su bravura aró el respeto eterno de la afición. Se dejó las rodillas en el Málaga. Desde él (06/07) no hubo nada igual. Hasta que Toulalan llegó este verano. Ante el Mallorca traspasó el umbral de su rendimiento medio con una exhibición de 19 interceptaciones sin hacer falta y el gol del punto de inflexión. Del gato felino al ladrón de guante blanco, ahora también azul.

Su capacidad para frustrar los ataques del Mallorca completó otro recital. Le valió para alcanzar la cifra de 240 balones recuperados en 21 partidos, más de once por encuentro. Lo sorprendente es que aún no es el mejor de la competición en esa faceta. Chico (263) y Javi Fuego (244), los toulalanes de Rayo y Mallorca, le superan. 173 despejes terminan de completar su tarjeta de presentación como uno de los mejores defensores de la competición esta temporada.

La elegancia del francés tiene entregada a la afición. En varios encuentros, ante los bermellones también sucedió, salió de regates a priori imposibles en esas jugadas marca de la casa en que parece que va a perder el esférico hasta que encuentra la salida. En el escaparate continúa aquella presión de tres jugadores del Atlético que resolvió con un regate de videojuego. Para él, el patadón nunca es alternativa.

Así que nada de medio centro destructor. De hecho, recibe más faltas (34) de las que comete (23) y su media de pases completados se alza hasta los 893, 42,5 por encuentro. Son números a los que acostumbraba con la camiseta del Olympique de Lyon pero que están causando auténtico furor en su estreno español con el Málaga. Lo realmente novedoso para el futbolista galo está en sus dos goles en 21 partidos ligueros; en Francia sólo fue capaz de anotar uno en 248.

Más difícil es cuantificar los kilómetros que lleva recorridos en sus 1938 minutos hasta la fecha. Y que le procuran ese cántico ya habitual de "Tou, Tou, Toulalan" cada domingo. No cree merecerlos el francés, que opina que deben ser Cazorla, Van Nistelrooy, Joaquín o Baptista los que se lleven los cánticos de La Rosaleda. Se toma cada gran partido como un día más en la oficina y no quiere focos ni dentro ni fuera del campo. Aunque causa sensación cuando acude al colegio de sus hijos, el Liceo francés de Cerrado de Calderón. Sigue con problemas para hablar español, aunque el idioma del fútbol lo maneja de categoría.

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