Liga endesa

El Unicaja tiene corazón (79-73)

  • Trabajada y valiosísima victoria del equipo de Repesa (79-73) ante el Valencia Básket, con Simon de ejecutor (17 puntos) El próximo sábado, final en Santiago ante el Blusens.

Los ingredientes de un partido propio de play off aderezaron una notable victoria del Unicaja (79-73) ante el Valencia Básket. El reverso del triunfo es que el rival evidenció más calidad, más talento puro, detalle que invita a la reflexión. Pero es un apunte para debatir más profundamente. El deseo de ganar y la negación de la derrota del Unicaja resultaron admirables. En dos partidos trascendentales, el de Sevilla y el de ayer, el Unicaja ha sido más sólido y consistente que casi nunca en esta temporada. Sin picos exuberantes de juego, pero sí más martillo pilón, más hormiguita. Es una buena noticia en el punto culminante de la campaña, con tantas cosas en juego, haya síntomas de madurez en un equipo con un rendimiento tan sísmico a lo largo del año. Y con el plus de no dejarse arrastrar por un arbitraje desquiciante. No se puede decir que beneficara al Valencia de manera descarada. Pero el trío Redondo-Bultó-Planells tuvo mañanas mejores.

No está el genio de Marcus Williams, hay quien opina que el Unicaja gana así en organización y resulta más compacto. Es cierto que sin él se han jugado dos partidos sólidos, pero el desequilibrio de Williams, no lo posee, ni de lejos, ningún jugador de la plantilla actual del Unicaja. Aunque ayer Krunoslav Simon emergiera en el segundo tiempo como el matador necesario. El paradigma del Unicaja es el último en llegar, Kinsey, cuyos largos brazos ponen en dificultades a los rivales. Capaz de defender igual de bien a un base que a un alero, su juego ofensivo aún está en fase de desarrollo. Pero es un soldado más para Repesa.

El Unicaja completó un primer cuarto excelente (26-14). Andy Panko salió, como en Sevilla, como tres y resultó devastador para Kelati. Ya no volvería a esa posición en todo el partido y Repesa lo razonaría en la rueda de prensa posterior por las faltas y la ausencia de confianza en interiores. Panko puede postear con mayor eficacia ante rivales más bajos y Kelati no es un jugador explosivo que genere demasiados desequilibrios si no es con el tiro. El plan de partido pasaba por sacar al ex cajista del duelo y lo cierto es que en 28 minutos no anotó. En esa tendencia favorable, el Unicaja gustaba, podía correr y pasar el balón con fluidez con Calloway de capitán. Con 30 minutos por partido sus prestaciones, por lógica, se elevarán. Aunque ayer le faltó algo de seso en algún momento. Y un amago de torcedura de tobillo en el primer tiempo sobrecogió el corazón de Repesa y de todo el Carpena. Pero es fiable el búlgaro de pasaporte. Cuando no estuvo él, Txemi Urtasun, Sergi Vidal y Simon se repartieron turno a la hora de subir el balón. Ciertamente, se echa de menos un base suplente. Hay dificultades en el manejo de balón, a Vidal le robaron la cartera una vez y no hay la misma clarividencia. Pero el parche de momento va funcionando.

En el segundo cuarto llegó el único agujero negro del partido para el Unicaja. Encajó un parcial de 0-12 con cinco minutos sin anotar. Aparecieron nervios, el aro se tapó y los árbitros, con un criterio cambiante y desquiciante que provocó que el Carpena se incendiara, contribuyeron al caos. A cambio, se consiguió que los 6.000 feligreses se involucraran plenamente en el encuentro como un factor siempre favorable. Y apretaron, detectaron que su equipo tiene ganas de ir al play off. Que ha perdido muchas oportunidades para estar combatiendo por metas mayores, pero que aún quiere. Y aunque la profesionalidad se le presupone, demostrar ganas y hambre es un buen puente de conexión con la grada. En pleno entremés arbitral, el Unicaja supo reponerse y conseguir irse al descanso con ventaja (37-34). Habían aparecido Rafa Martínez y Faverani, qué talento el suyo, para equilibrar.

Tras el descanso, el encuentro se jugó a cuchillo, sin tregua. En un margen de tres puntos para un equipo u otro se movió el 95% del tiempo. En el Valencia apareció definitivamente Doellman para atemorizar al Palacio. Pudo vestir de verde esta temporada, pero finalmente se marchó a la ciudad del Turia. Amenazó desde el triple y los árbitros le permitieron postear con los brazos sin pitar faltas en ataque.

En ese columpio de diferencias muy escuetas, el Valencia tuvo un momento en el tercer cuarto en el que pareció tomar el tempo del duelo y estar más cerca de romperlo. El Unicaja supo aferrarse ahí. Puntos importantes de Vidal y Urtasun al inicio del último cuarto cambiaron esa tendencia. Y el equipo de Repesa tuvo la inteligencia para buscar el desequilibrio con Krunoslav Simon, ayer con las musas de cara, para que sacara faltas personales y acudiera al tiro libre. Desde los 4.60 él firmó 10/10 y el todo el equipo 22/23. Fenomenal puntería. Simon colocaría la puntilla con un triple a falta de 38 segundos que dio una ventaja de cuatro puntos (77-73). En la siguiente defensa, robo de Vidal y en el posterior ataque, mate de Fran para liquidar. Simon rompió el duelo y ayer fue el killer. El Valencia, que venía con la intención de hundir al Unicaja para ahondar en el debate de la licencia se fue con un palmo de narices pero con la sensación de un equipo muy serio. El Unicaja se ganó el derecho a pelear en Santiago en la final de las finales. Por menos de lo que debería, pero con una trascendencia suprema.

Ficha técnica: 

79 - Unicaja (26+11+19+23): Calloway (7), Panko (11), Vidal (12) Zoric (12), Lima (2) -cinco inicial-, Simon (17), Vázquez (6), Urtasun (10) y Kinsey (2). 

73 - Valencia Basket (14+20+21+18): Ribas (9), Markovic (8), Kelati (-), Doellman (19), Dubljevic (-) -cinco inicial-, Lishchuk (10), Faverani (9), Martínez (10), Robinson (-) y San Miguel (8). 

Árbitros: Redondo, Bultó y Planells. Eliminaron por cinco faltas personales al jugdor local Andy Panko (m.39). 

 

Incidencias: Partido de la trigésimo primera jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena ante 6.850 espectadores. 

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