Málaga | celta· la previa

Vencer hoy para disfrutarlo en junio

Es como esas peleas en mitad de la calle. Todo el mundo mira, dos gallitos se han citado, se escribe la historia entre expectación y duelo de egos. El respeto está en juego. En realidad representa una inversión a largo plazo, una victoria que se hará buena en junio, que es el mes del champán y del llanto. Son sólo tres puntos, como la semana pasada, como la semana que viene, pero hay guerras que, cuando la batalla ha terminado, se recuerdan como aquel mítico triunfo, como aquella triste derrota.

Se escribe en términos versales la confrontación, merced a un Celta en estado de resurrección que afronta la visita a La Rosaleda, la etiquetada oficiosamente como la menos deseada del campeonato porque nadie ha construido un fortín más resistente que los blanquiazules: 18 puntos de 21, 15 goles a favor y sólo cuatro recibidos con la única mácula de la victoria hurtada por el Numancia (0-1). Pero también se aventura un duelo desmemoriado, porque, en el ecuador del tramo de partidos ante los ex de Primera, de nada le valen al Málaga sus 30 puntos. A seis de distancia le respirará el Celta si triunfa hoy. Tan desagradecida sería la derrota, tan rentable la victoria: los galones de liderato reforzado son una recompensa que debe suponer la gran motivación que se lleven los de Muñiz hoy al césped.

La historia del Celta se escribe sin Stoichkov. Ya se había sentado este año dos veces en el banquillo de Martiricos, en Copa del Rey y en el Partido contra la Pobreza. Lamenta el indómito Hristo "la incapacidad" de Vigo y su entorno para asumir que este Celta es de Segunda y escuda a los directivos y el equipo técnico con el que trabajó medio año. Él, a quien precisamente el entorno mimaba y adoraba, no ha asumido que ha sido una víctima más. Un insigne trofeo en la colección de la categoría.

Hoy el flash apunta a López Caro, conocido a todas luces por su ópera prima en el Real Madrid y por su histórica labor en categorías inferiores, pero carente de experiencia en la categoría de plata, al igual que el búlgaro. Empero, algo ha cambiado en Vigo. Se ve un equipo construido de atrás hacia delante, como mandan los cánones tácticos actuales. El resultado despeja dudas: el Celta no ha perdido desde el cambio de técnico y ha engarzado ocho semanas sin besar la lona (tres victorias y cinco empates). Además, a domicilio está vistiendo sus mejores galas.

Okkas, el gol celeste, falta a la cita por lesión; Málaga sigue huérfana de Salva, machacado por las lesiones. Sin embargo, no va más. Hoy se intuye una bonita mañana de domingo.

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