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Vidal fulmina al anfitrión

La Copa del Rey de baloncesto se quedó sin anfitrión. Los cuatro cabezas de serie fulminaron a sus oponentes. También el Joventut al Herbalife Gran Canaria, en la eliminatoria más igualada a priori y a posteriori de los cuartos de final.

Un mágico Sergi Vidal (21 puntos, muchos de ellos decisivos) del que no hubo rastro durante dos años en Málaga fue el ejecutor del cuadro de Aíto García Reneses (67-74), al que en varios lances se le vio nervioso como últimamente sucede con los equipos organizadores.

Dominó el conjunto grancanario al principio con ánimo del "pío, pío" y Kuric de catalizador (ocho de los 16 puntos del primer cuarto), pero el Joventut cambió el aire del partido con la salida a pista de Vidal y Miralles. Bonita mezcla de juventud y experiencia en la entrañable Penya, en la que Mallet se colocó al mando de las operaciones.

El equipo badalonés muestra un catálogo importante de jóvenes valores de proyección selección española, con Suárez y Abalde como los que tienen el techo más alto. Y juegan minutos de trascendencia en un partido de Copa con 20 y 18 años, respectivamente. Con Vidal y Kirksay como capos y el trabajo de Llovet bajo tableros, los verdinegros dominaban al descanso (28-34).

Otro trallazo de Kuric propulsó al Gran Canaria, que elevó varios puntos de intensidad defensiva para aplacar al Joventut, menos fluido y con menos posiciones liberadas para lanzar. Volteó el Herbalife aun en mal día de su base, Tomás Bellas, y del gigante Walter Tavares, quien no encontraba posiciones ofensivas para producir puntos, los que sí metía su equipo en un partido de tanteo más bajo que en anteriores encuentros. Llegó a mandar por ocho el equipo isleño al abrigo de sus seguidores.

Gobernaba por 53-48 al final del tercer cuarto el Gran Canaria, pero Vidal, en su segunda juventud, le daba otro golpe de mano al partido con dos triples (53-56). Y después metería uno más, otro de Mallet clave. Y un mate con la izquierda del antiguo escolta del Baskonia por encima de Tavares finiquitaría moralmente un duelo competido que deja la Copa huérfana.

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