Málaga c. f. | Castellón · la crónica

Vuelta a la normalidad

  • Equidad El Málaga derrota al Castellón dando una imagen más acorde a la de la temporada que a la ofrecida en Córdoba Superioridad Los de Pepe Murcia pudieron reengancharse en el marcador, más que en el juego, donde fueron inferiores

La Liga es muy larga, especialmente esta Segunda División. Sólo entendiendo esto, y por su tremenda carga de realismo, se sobrelleva el discurso de "ir partido a partido" tan manido y pesado que abandera Juan Ramón Muñiz. Es, seguramente, la única carta que aúne prudencia e inteligencia que se puede jugar en una sociedad en la que se pasa del pesimismo recalcitrante a la plena euforia basándose en detalles, donde las críticas se desmesuran cuando así analizan una temporada casi inmaculada y no se ciñen a un momento concreto. O, lo que es lo mismo, el reflejo de examinar como un todo, y no como una parte, lo que ha transcurrido en una semana: derrota del Málaga en Córdoba o victoria sobre el Castellón.

Cierto es que la imagen que ha dejado el equipo contra la rebelión que supuso en Castalia la llegada de Pepe Murcia -un empate y cinco victorias consecutivas- dista bastante de la dada en El Arcángel. Pero también es verdad que ésta se asemeja más a la de una campaña que ya ha consumido 25 jornadas y que garantiza el retorno al cielo con partidos así, en La Rosaleda.

Como a cualquiera que se precie, la herida más profunda de los jugadores del Málaga por todo lo dicho esta extraña semana estaba en el orgullo propio. Ellos son los primeros en darse cuenta cuando han tenido un día malo y eso les pica aún más que las declaraciones y opiniones expresadas desde el temor o el desconocimiento que se han venido dando. No todos lo reconocen públicamente, pero gestos como el de Baha criticando el juego del equipo las tres jornadas precedentes es una pista más que suficiente.

La mejor muestra de ese coraje se vio nada más empezar el encuentro. El Málaga embotelló al Castellón en su terreno de juego y no le dejaba respirar. Es el tipo de fútbol que emociona a la grada, que, pese a estar poco poblada, se reconciliaba con los suyos. Carpintero, Baha y Eliseu eran los principales estiletes de un bloque compacto en el que Antonio Hidalgo puso la primera diferencia muy temprano. ¿Es una casualidad la gran influencia de los dos medios centro? La respuesta es no y el argumento es que Muñiz sustituyó a Carpintero casi al final porque se le subió el gemelo de la pierna izquierda y a Hidalgo lo mantuvo en el campo todo el partido pese a la inactividad que arrastraban ambos.

Todo se ponía aún más de cara cuando Mora trababa la carrera hacia Carlos Sánchez del propio Hidalgo. Tarjeta roja y superioridad también numérica para el Málaga. El Castellón se descentró y pasó por una fase en la que parecía que podían entregar la cuchara. Pero, paradójicamente, cuando Cheli hacía el segundo, fue cuando los castellonenses reaccionaron y dieron la cara, principalmente sustentados en el control del malagueño Mario Rosas y el imponente descaro para encarar de Arana.

El Castellón, pese a estar tanto tiempo en inferioridad, se fue al descanso lamentando que un lanzamiento de Dealbert en el área pequeña se fuera por poco. Y empezó la segunda mitad dando la sensación de que se podía reenganchar en el marcador, más que en el juego, donde el Málaga mandaba de una forma más contundente.

Tras una vaselina de Antonio Hidalgo a la mala salida de Carlos Sánchez en la que el balón se iba a la cepa del poste, Weligton tenía que estirarse de lo lindo para taponar un chut de Mario Rosas en una situación similar a la del primer gol blanquiazul.

La impresión de que los de Pepe Murcia se podían meter en el partido quedó plasmada tras la conversión de Mario Rosas en gol de un penalti de Jesús Gámez sobre Reggi. El 2-1 daba miedo y hacía recordar las malas experiencias del Málaga ante rivales en inferioridad numérica (empates en Albacete y Tenerife y derrota en Córdoba). Pero esta vez esa sensación se quedó en algo efímero, pues Eliseu volvía a poner las cosas en su sitio dos minutos después.

Con el 3-1 la historia quedaba casi cerrada. Estaba claro el final, y el partido pegó un bajón enorme por todo lo ofrecido y sudado que se agradeció al árbitro cuando pitó el final. Aunque para que no se quedara incompleta Perico y Mario Rosas tuvieron su momento -uno entró y el otro salió del campo- para que la grada les recordara su origen con palmas.

Un bello gesto con el que sí se cerraba una jornada que empezó con los triunfos de Numancia, Sporting y Celta que metían presión en la lucha por el ascenso. Un bello gesto que cerró un semana crítica dejando al pesimismo con un colchón de 9 puntos respecto al cuarto.

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