Euroliga

Zumo de Galatasaray (84-57)

  • El Unicaja completa una segunda parte extraordinaria, en la que trituró a un disminuido equipo turco para conseguir la segunda victoria en Euroliga por un amplio margen (27 puntos).

El Galatasaray daba miedo al descanso (41-42) y al final producía pena (84-57). Con un agujero negro en el segundo cuarto, en el que se encajaron más puntos (30) que el el resto del partido (27), el Unicaja realizó 30 minutos soberbios, al mejor nivel ante un rival sin varias piezas importantes (Akyol, Aldemir, Jawai, Atsur y Markoishvili), pero con nueve jugadores de máximo nivel en su rotación. El campeón de Turquía infundía respeto, se lo ganó en ese segundo cuarto en el que el fantasma de Valencia (cinco triples en 10 minutos) sobrevoló. Pero Joan Plaza ajustó planes al descanso para cortar la hemorragia, con un grandioso Fran Vázquez, y todo salió a pedir de boca, incluso el average de 27 puntos a favor ante un rival que se supone directo para pelear el paso. Todo, salvo un detalle, el público.

Es difícil mentalizarse para un partido trascendente de la mejor competición de clubes tras la NBA con el ambiente que hay en el Carpena. La frialdad es la nota dominante, con generosidad había 2.000 personas en el salto inicial. Sí, la hora (20:00) no era la mejor aunque fuera víspera de fiesta, pero la llama se va extinguiendo progresivamente y urge una honda reflexión, desde el club a la afición para comprender qué significa estar en la Euroliga. Con el paso de los minutos se llegó hasta los 3.900, según los datos oficiales del club. Y acabaron disfrutando con esa segunda mitad tan rotunda. Y saltaron incrédulos cuando Dejan Todorovic robó un balón en defensa, cruzó en tres pasos la pista, batió desde el triple y cascó un monumental mate que debe estar entre las mejores jugadas de la semana. El serbio tuvo un minuto y medio y mordió para ganarse más. Los tendrá en el futuro. Quien se quedara con más ganas de verle puede verle hoy en Carranque con el Clínicas. No defraudará.

En ese ambiente frío entró el Unicaja con bastante buena temperatura, al son de Calloway se alcanzó una interesante renta (12-4) de salida que se gestionó más o menos bien hasta pasado el primer cuarto. Eran momentos en los que la defensa cajista aún no era descifrada por el equipo turco, que vivía básicamente del rebote de ataque. Asomaba la cabeza con las bajas en el Galatasaray Milan Macvan, proyecto de jugador dominante en Europa (así lo hizo en categorías inferiores) y gran anhelo de Manolo Rubia desde que llegó a la dirección deportiva, que a sus 24 años se ha quedado algo tras pasar por Partizan y Maccabi previamente. Pero la calidad la tiene a raudales por más que esté descuidado físicamente. 11 puntos al descanso, después se acabó.

El Galatasaray marcó una raya al final del primer cuarto (20-12 tras un buen movimiento en el poste bajo de Domas Sabonis) y el partido empezó a jugarse a su ritmo. Algo anárquico, difícil de defender por esa libertad que Ataman deja a sus talentosos jugadores. En la era de los espías, Obama incluido, los vídeos de los partidos están al alcance de todos. Por momentos el encuentro rememoraba al de Valencia. El Galatasaray encontraba las vías de agua en la defensa malagueña, castigando las ayudas largas que Plaza propone, y que en ocasiones atasca a los rivales como pasaría tras el descanso, con tiros abiertos desde el lateral. Cinco triples y 30 puntos en el segundo cuarto encajó el Unicaja, demasiados para los cánones de cualquier equipo. Se perdía, aunque un triple de un Dragic que derrocha confianza permitía comprimir (41-42), también gracias al sostén de Caner-Medley (13 puntos al descanso), la bala más fiable para ver canasta junto a Granger. Ataman se había refugiado en una zona con el triple poste Erceg-Macvan-Bonsu. Y costaba.

Tras el descanso salió reactivado el Unicaja, volviendo a los orígenes tras leer la cartilla en el vestuario. Cuando se arriesga hay que ser intensos, si no el rival anota con facilidad, la frontera del error es más fina. Cuando Fran Vázquez está a tope de energía y niega canastas tiene poco parangón, lástima que sus tramos de plenitud física no sean muy extensos. Ayer resultó básico para retomar el aire y el pulso. El Galatasaray, tras el descanso, metió cuatro puntos en siete minutos y medios. El gallego y Dragic elevan la agresividad atrás. Buenos minutos de Kuzminskas también, amaga con un estallido de los buenos, Sus cualidadades no abundan, sus fundamentos para jugar de cara no son un usuales con su altura. Capaz de coger un rebote, subir la bola y dejar a Caner-Medley solo bajo el aro con la naturalidad de un base.

Y así, agotando varias posesiones o forzando tiros incomodísimos del equipo turco, sólo se permitieron ocho puntos tras recibir 30 en los 10 minutos anteriores. Fran había cambiado el rumbo del partido de atrás adelante y todo estaba cuesta abajo (61-50).

Con más gente en el Carpena conforme pasaban los minutos, aquellos devenía en festival. El parcial de la segunda fue un hiriente 43-15, casi se triplicó la puntuación del equipo rival, que bajó absolutamente los brazos. Un parcial de 14-0 permitió llegar a los 22 puntos de renta (72-50), con el público venerando a Stimac tras tres canastas con buenos movimientos al poste. También jaleó a un Calloway necesitado de sentirse importante (13 puntos al final). Aplaudió una canasta más adicional de Domas Sabonis, que sigue acumulando millas. Y terminó una segunda parte redonda con ese colosal mate de Todorovic que hace soñar.

Ficha técnica:

84 - Unicaja (20+21+20+23): Calloway (13), Dragic (10), Kuzminskas (5), Caner-Medley (16), Hettsheimeir (0) -cinco inicial-, Sabonis (6), Vidal (2), Suárez (4), Granger (9), Vázquez (10), Todorovic (2) y Stimac (7).

57 - Galatasaray (12+30+8+7): Arroyo (7), Gordon (12), Koksal (2), Erceg (5), Dudley (4) -cinco inicial-, Macvan (11), Domercant (3), Mensah-Bonsu (10) y Guler (3).

Árbitros: Pukl (Eslovenia), Shulga (Ucrania) y Bissang (Francia).

Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada del grupo C de la Euroliga disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena ante unos 4.000 espectadores.

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