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El aliado se viste hoy de amenaza

  • Cuentas El Málaga ansía cerrar 2006 con tres puntos que le darían la mitad del ascenso virtual Navidad Hace cuatro temporadas que el club no despide el año con un triunfo

Pasear escondido entre el gentío de la calle Larios con esos pascueros que han sustituido a la colección de Rodin, recorrer de arriba abajo los puestos del parque (para luego comprar la recurrente bufanda de colores de cada año) y bendecir o criticar la nueva iluminación de la Alameda son hábitos inherentes al malagueño estos días. Algunos dicen disfrutarla, otros la sufren. Es la Navidad en la ciudad de las biznagas, que en los últimos tres años se ha celebrado con su correspondiente mosqueo deportivo.

El último diciembre el Málaga desperdició otro cartucho en Murcia (3-2). Un empate sin goles con penalti fallado ante el Villarreal despidió 2005. A Serafín Roldán se le indigestó el turrón cuando, tras caer por 1-5 ante la Real Sociedad, energúmenos intentaron asaltar su palco. Desde el 1-2 en la casa murciana del amigo Peiró para cerrar 2003 (Muñiz era el segundo de Juande), el balón se empacha más que los polvorones.

Pero es época de deseo y felicidad, así que prima que se ha ido un 2006 que arrancó funesto y acaba edulcorado. Además, asumido el desengaño que se prevé este mediodía tras comprobar que la lotería ha vuelto a pasearse por otros barrios, se pide que el Sevilla Atlético pierda esta tarde y dentro de 21 jornadas, pero que gane todos los demás encuentros. Lo de augurar éxitos al filial de Nervión no es exclusivo de Málaga. Es la tónica para un aliado inopinado que convive en la zona noble de la tabla quitando puntos a los aspirantes. Elche, Numancia y Nàstic ya han sucumbido; Celta y Sporting se llevaron el botín; la Real Sociedad se quedó en un empate y sólo Málaga y Hércules faltan por testar sus prestaciones ante los cachorros antes del fin de la primera vuelta.

Dicho de otra manera, vencer al Sevilla Atlético supondría haber hecho productivas las mermas de éste a Elche, Numancia y Real Sociedad. Buen aguinaldo sería.

Pero Muñiz, fiel amante del trabajo, no cree en loterías ni en premios que no procedan del propio trabajo. Lo demuestra el hecho de que es su esposa la que hoy estará pendiente de los décimos comprados para el sorteo extraordinario de Navidad. El gijonés ignora con qué números concursa, los compró ella. Él sólo tiene una cifra en mente: 36 puntos. Supone la mitad de la previsión para un ascenso virtual, aún a falta de tres jornadas para cerrar la primera vuelta.

Y, como dice el manual del buen trabajador, hay que premiar al que bien labora. Feliz con lo hecho por los suyos en Alicante, el técnico blanquiazul dará continuidad a esos actores para echar el telón de 2006 en La Rosaleda.

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