Athletic-Málaga CF

Así, sin anestesia (3-0)

  • Un Málaga sin balas se marcha a cero al descanso pese a sus 14 ocasiones; en tres minutos el Athletic ejecuta sendos goles. Ambicioso y ofensivo, no se arrugó en una cita muy exigente.

En tres parpadeos, Málaga se quedó ojiplática. Siglos, tácticas y normas después, el fútbol sigue reducido a meter una pelota entre tres palos de madera; suena arcaico y poco glamuroso, pero es la única justicia que conoce este deporte. El cómo hacerlo distingue a campeones y a grandes futbolistas, aunque nadie prefiere la belleza a la puntería. San Mamés presenció una lección magistral de ello. La infantería del Málaga acorraló al Athletic sin éxito hasta que los misiles aéreos rojiblancos destruyeron el corazón blanquiazul en pleno asedio. Tras ir sembrando un reguero de miedo en Bilbao, en tres sorbos seguidos los de Bielsa se bebieron el partido. Si alguien fue al servicio entre los minutos 58 y 61, se ahorró el proceso, un martirio sin anestesia.

El pecado fue la mala puntería, la penitencia tres goles en tres minutos, el castigo la derrota, average incluido. En el minitramo decisivo tuvo cuatro ocasiones el Athletic, una de ellas mandada a córner por Isco, el previo al 2-0. El año pasado sucedió una desconexión similar en el Rico Pérez; en seis minutos el Hércules remontó el tanto inicial de Sebastián Fernández. En ese precedente el Málaga no se había marchado con 14 ocasiones a favor ni se había visto la mejor versión a domicilio de la temporada.

Fue un partido de tres sabores, aunque el poso del cóctel es sólo de decepción. Las formas dificultan un análisis claro, aunque cada etapa tuvo su moraleja. En el camino del 3-0 no sólo quedó claro el recital de puntería local, también la fragilidad mental del Málaga. Pareciera que este equipo sólo entiende el fútbol como un duelo de pistoleros; una vez herido, no hay otra opción que la derrota. El segundo y el tercero llegaron cuando los de Pellegrini aún se preguntaban cómo el Athletic había marcado en su primer tiro a puerta; en sesteos de Rondón y Sergio Sánchez.

El súbito vendaval no inhibe cada uno de los méritos hasta el descanso. Salió valiente el Málaga, dispuesto a hurgar en el cansancio de su rival. Presentó las líneas muy cerca de Iraizoz, Cazorla volvió a ser él mismo y entre él e Isco se pasaron el testigo del peligro. Si gozaron de más terreno para gobernar fue gracias al trabajo de Rondón, un Gulliver entre San José y Ekiza, postrados a su paso. Sacó lo mejor de su repertorio el venezolano, regateador y astuto, pero sin balas una vez más. Era un encuentro que pedía ambición y personalidad y de las dos cosas tuvieron los de Pellegrini, competitivos como no se les recuerda en choques de este calado. Hasta el descanso, la única sorpresa era el precinto en el marcador.

Bielsa, que se retorcía sin levantarse, se dejó de rotaciones pensando en el Lokomotiv. Al descanso recurrió a Llorente, era de esperar, y a Amorebieta. Pero fue el venezolano el que cambió el sino. Desde el sitio de Ekiza, convirtió a Rondón en un diminuto; y estuvo en el fin de la carambola para hacer el 1-0. El giro táctico del Loco descubrió otro matiz: Toquero sacaba los córners. No era un frivolidad. En los dos primeros tantos repitió el mismo toque, seco y con el que el balón subía mucho para caer de golpe. Y completó la inspiración en el tercero, al estilo Cruyff pero con la cara interna en un remate sin apenas ángulo. Desconectadas las fuentes de suministro de la era Bielsa, el Athletic se aferró a su tradición para desperezarse: ganó desde el aire.

Descargada la tormenta, quedaba media hora para seguir compitiendo, cosa que no sucedió. Contagiado de la locura, Pellegrini hizo tres cambios en cuatro minutos, no hay precedentes de eso. El carrusel rescató a Joaquín, que aguardaba como revulsivo antes de que los planes quedaran hechos trizas. Tendrá que recuperar la chispa, pero sigue ofreciendo un prisma distinto en el último cuarto de campo. No dio para rescatar al Málaga, pero lo redimensionará en próximos choques. Por entonces Europa seguirá al alcance porque ha dejado de ser un club selecto para convertirse en una farmacia de guardia.

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